Carolina Rosson
Carolina Rosson © Foto Cecile Bouscayrol
Carolina Rosson nació en Rancagua en 1972. Estudió licenciatura en Artes, en Valparaíso, en la Universidad de Playa Ancha de Ciencias de la Educación.
Actualmente hace clases de grabado en colegios Montessori, y a otros artistas, en su taller de la Comunidad Ecológica de Peñalolén, Santiago.
Sus grabados ilustran libros de distribución nacional, y su obra ha sido exhibida en Argentina, Brasil, Estados unidos, Italia y España. Además de diversas exposiciones en Concepción, Santiago, Valparaíso, Frutillar, Puerto Varas, y Punta Arenas.
Su obra se caracteriza por la investigación cromática del paisaje, lugares vacíos y cálidos, texturas y movimiento, capas de la ausencia, expresadas en una incisión radical o sutil ; de la cual emana el color y sugiere la vivencia sensoria de la contemplación.
Carolina Rosson
Carolina Rosson © Fotos Cecile Bouscayrol
... Un Encuentro Estelar que va más Allá...
... Como un fugaz destello es su pasar, ni de aquí ni de allá pero intensa y vivaz en su entrega a esta realidad... como la estrella de belén, su obra es un melisma estelar que ilumina y cautiva a la humanidad... En su composición se vuelve tuya, como si te fuese a acompañar toda la eternidad... Pero su encanto irresistible se desvanece como la suavidad del lomo arqueado del gato perdiéndose en la oscuridad...
Carolina Rosson © Foto Cecile Bouscayrol
Su intuición desconoce que haya una misión reservada para cada ser que aprecie su labor, prefiere hablar de una inherente casualidad de la que no se encargará jamás, y es que su ocupación se dedica a sentir el placer del proceso de su creación, como un momento sagrado de saborear los manjares.
Durante el vaivén de un oleaje de ritmo sublime, su transición creativa que busca retratar la imagen humana... volviendo etéreo la sencilla materialidad, la vida real, lo cotidiano, simbolizando conceptos de lo consensuado y llevarlos al sitial de su misterioso mundo de intimidad, para mirarse y amarse narcisa, sentirse con el poder de ser centro del universo... busca las sensaciones... engendrar paisajes de un vacío que pinta los matices de las capas de la ausencia, la textura de incisiones que se expresan radicales o desde la sutileza de una delicada fisura que emana un bello dolor.
Ella le abre las compuertas del amor al deleite del trance de la compañía del oficio artesano, la textura de su manualidad, de un mundo paralelo, de una vida alterna, en la privacidad de una realidad interior que se dibuja en cada inspiración, tallada con paciencia y dedicación... en cada ataque a la piel de una matriz sometida a la inversión de la luz.
Ella aprendió que sólo la honestidad y la simpleza hacen que la vida sea digna de admiración. Son las confesiones prohibidas y golosas de aquella perfeccionista que solo busca saciar su apetito voraz de glorificación... sin necesidad de desvelos, ella enciende el motor de sus más profundas vanidades de una entrega que intenta ser solitaria, nocturna, como una fantasía que le hace vibrar hasta el climax de un éxtasis en la dimensión desconocida... Gozando en cada viaje desde su atril, el ritual de su brocha le transporta a su realidad paralela en donde sí puede controlar, develar y realizar un mundo amable, cálido y tranquilo...
Se siente un ser casual, gusta de la belleza y la buena mesa del voyerismo egocéntrico, ama su propia estética... la armonía le aquieta, le calma desde la soledad, la evasión, la inmersión, el ensimismamiento de ser lejana y fugaz hasta despertar...
Manifiesto dedicado a Carolina Rosson, para “Manifiesto del grabado”, PCdV.