Sergio Ayala Balbotin
Foto Cecile Bouscayrol © Sergio Ayala
Procedimientos... la vía al pintar
Lo que a primera vista se ve, supuestamente, es una ejercicio de gran ambición, en donde la gama, la pincelada y la concepción especial, establecen la pauta para una entonación del color hacia lo placentero, sin embargo ya cuando el paso de lo ocular gana independencia, aparece como un fenómeno, las singulares paradojas de una pintura llena de vigor y confianza, resueltos trazos de pintura otorgan al cuadro unas cualidades casi expresionistas creando una poderosa sensación de carácter. Generalmente los fondos están tratados de antemano con un tono neutro lo que le da a la obra un signo tangible y terrenal.
Pero es en el pequeño formato en donde el artista hace una versión de su propia individualiad, en un proceso lleno de modadles mínimos, y especialmente de un profundo lirismo, asombra el logro, de esta estética de gran huella emocional, hecho en parte con un humor incisivo a punto de ser amargo. Los soportes parecen demasiado pequeños para contener la escena lo cual sugiere un efecto de expansión de color. Los habitantes de estos cuadros son figuras imaginadas, juguetonas, entregadas a un existencia acrobática, figuras cautivas en un atmosfera de asombro que evoca la imaginería de un mundo primitivo.
Foto CB © Sergio Ayala 2012 Carnaval - detalle
La escala de colores en estas pequeñas obras tiene una inflexión perfectamente manejada, pequeñas machas de color húmedo parecen flotar sobre el soporte y van tejiendo una trauma articulada y comunicada.
Lo que hace lograda una faena de arte, es la carencia absoluto de mal entendido, en la presente obra cada elemento se comunica con el otro en la expresión de una plasticidad sana, abierta, solida, una obra hecha con certidumbre y con propiedad.
Ya es un lugar común afirmar que, una gran parcela de la plástica contemporánea, bajo la imunidad del título “arte conceptual”, sólo ha revelado una ausencia total de uno de los valores fundamentales de la pintura, el oficio. Fue en los años 60 cuando la orientación conceptual quiso desplazar la materialidad pictórica y escultórica por una propuesta estética en la que el “proyecto” de arte era más importante que su ejecución ; sin embargo, la valiente transgresión de los creadores de esos años se ha convertido -en nuestros días- en un discurso cada vez más vacío y necesitado de justifiación.
Foto CB © Sergio Ayala 2012Tríptico - detalle
Si para cada época de la pintura y de la plástica se configurado una disposición especial de parte del espectador ; es decir, una sensibilidad acorde con las propuestas artísticas de su tiempo ; podríamos interrogarnos entonces acerca de cuál ha sido la sensibilidad estética que se ha erigido en los últimos 50 años. Aquel contemplador que tuvo la oportunidad de enfrentarse al nacimiento de las vanguardias históricas de principios del siglo XX, con la certeza de que el arte era el reflejo de su propia condición humana, pudo aceptar incluso la famosa frase de Breton “en nuestro siglo, la belleza será convulsa o no será”. El espectador contemporáneo, en cambio, se ha tenido que enfrentar -resignadamente- a una afirmación mucho más taxativa y cruel : “arte es todo aquello que el hombre desee llamar arte” (D. Formaggio)
Desde este escenario, plagado de efectismos y perplejidades, cuando aparece una obra como la de Sergio Ayala, que no comulga con las propuestas conceptuales sino que se tiene dentro de la tradición pictórica occidental, pareciera ser que la verdadera transgresión surge “en” y “desde” su caballete. Mientras la gran mayoría de las manifestaciones plásticas chilenas están condenadas a la obsolescencia, la pintura de Ayala retoma su puesto en la historia como la única forma de devolverle al ser humano la capacidad de arrancarle a la realidad todas sus interjecciones dramáticas. El ha comprendido que el expresionismo, surgido en Alemania en el primer decenio del novecientos, no se reduce a un movimiento de vanguardia que muere cuando es reemplazado por otro, sino que se manifiesta como una opción vital que le restituye al arte su capacidad de transcendencia y universalidad.
Este creador posee un oficio alejado de cualquier condicionamiento, su pintura no evoluciona según las exigencias del mercado o de los discursos teóricos, sino que transita por una dimensión existencial cuyos vehículos son la libertad en el trazo, el simbolismo y el color. Desde sus Armaduras y Multitudes (1999) hasta sus obras recientes, el trabajo de Ayala cumple a cabalidad con aquella frase del poeta Novalis quien afirmó : “Toda representación poética debe ser simbólica y conmovedora”.
Foto CB © Sergio Ayala 2012 Escaladores de Andamios - detalle
La creación artística de Sergio Ayala no busca la complacencia intelectual ni menos estética, es una obra que interpela, que provoca, a los sentidos y la conciencia crítica del espectador. Se podría decir que su obra nos ayuda a percibir y comprender la realidad desde un punto de vista irónico y satírico, nos plantea mirar con humor nuestra condición subjetiva y cultural con la intensidad que ningún otro discurso puede alcanzar, sin caer en la tragedia.
Foto CB © Sergio Ayala 2012 Escaladores de Andamios - detalle
Sus representaciones se entrecruzan entre la libre expresión de línea primitivista y el comics, en el que se transluce la creación espontánea, el dibujo suelto, el trazo preciso, la perminencia por los colores intensos y puros, la composición “destructurada”, es un artista de oficio y técnica profesional.
De este imaginario emergen seres extraños y fragmentados, historias yuxtapuestas, íconos de una realidad consensual, que como signos y símbolos sociales, políticos y culturales de un pasado que ensombrece el presente, nos hacen recordar irónicamente que somos parte de una sustancial actitud contemporánea.
La mirada artística de Sergio Ayala no tiene ses go de amargura, ni tiene posiciones ambiguas. Se plasma en una pintura que denota su conciencia rebelde, de naturalez irreverente. La ironía y crítica de su obra es una provocativa sucesión de imágenes, colores e ideas, que nos revelan nuestra acomodada instalación cultural.