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Poemas de Carlos Amador Marchant

Carlos Amador Marchant

(de "Galpón de redes marinas")

DESCARRIADO

Acostumbrado estoy
a arrinconarme de día en las desoladas
arenas de la costa.
Como pollo friolento
alejado de padres, de hermanos, de parientes.
¿Quién ha puesto esta vida en mis canillas
rodando como neumático roto?. Nadie
me responde.

La olas llegan, me tapan, se recogen
y me dejan con cara de difunto. ¿Qué será
de mí
a esta hora de un día que no he vivido,
que tengo dormido como vida de vientre?.

Acostumbrado estoy
a sentir pánico de la noche marina. No podría
poner ni siquiera un pie en sus oscurecidas aguas.
Acostumbrado estoy
a sentir pánico de los días en las ciudades terrestres.


Por eso
a cada hora me siento más escéptico de hogar,
más pollo sin padres, sin hermanos, sin parientes.

PEQUEÑA

Era una mujer pequeña. Pequeña
como una ola de orilla.
Todo su cuerpo se desplazaba
rápido
como los peces del océano.
Y estaba aquí y estaba allá,
siempre en movimiento,
como un emblema que flamea en el aire.

Jamás pude verla estática,
escurridiza mujer de galpón y de redes.
De aquéllas que se apagan y florecen
como los mismos caracoles marinos.

Era pequeña como una ola de orilla y misteriosa
como ella.
Blanca y oscura como el tiempo del norte,
blanca y oscura como la superficie y la profundidad.

Era pequeña de piernas y brazos, de harapos y palabras.
Mínima como un grano de arena,
pero grande y misteriosa como el mar y la vida.

(De “Después de mi casa”)

CASA MÍA

Hay olor a pan en esta casa.
Hay olor a pan y a madera.
Y cada vez que abro mi olfato
un aroma a vida golpea las paredes.
Y no hay nada que esconda este sitio pequeño.
No hay nada más que ventanas entreabiertas.
Y gritos de niños que vienen y se acercan
desde la calle.
Y polvo que acecha como lobo
y cae, a veces, como lluvia.
Quiero decir que es una casa pobre.
Pobre como papel abandonado. De ésos
que se observan amarillos
en rincones más oscuros de alguna parte.
Y estoy aquí dormido sobre ella. Y la poseo
grotesco
de día a noche.
Y la vuelvo a hacer mía. Y la acaloro indefinible.
Y luego salgo y huyo
y dejo mi yo escondido en los rincones, en algún
sitio de estas paredes.
de estos sillones,
de estos silencios.

HOY PARIÓ

Hoy parió una gata en un rincón de mi casa.
Debe haber llegado a oscuras
desde muchos otros tejados humildes y lejanos. La vi
cuando el sol comenzaba a iluminar la tierra. Ahí estaba
pálida, taciturna, convaleciente.
No reaccionó ante mi presencia
más bien parece haberme narrado con su mirada ingrávida
toda su desesperante aventura. Yo la miré,
y ante mi mirada un maullar suave
estremeció las paredes del patio.
La desconocida, tal vez a las tres, cuatro o cinco de la madrugada,
barrió con todo lo que encontró a su paso: camisas,
trapos, calcetines, diarios viejos. Todo
quedó húmedo y ensangrentado.
Y ante mi asombrada e insistente mirada, pareciendo
comprender la exactitud de las cosas,
cogió de uno en uno
a sus tres cachorros
para llevarlos a un paseo por la vida.

(De “Alone Again”)

EL REESTRENO
(a Luisa)

Todo es tiniebla en las aceras
y un pan brilla en esta esquina.
Con tanto hambre camino por las plazas
y ese pan en aquelarre.
Nada es más amplio que mi alma
Pero surgen lluvias tempraneras.

Es cierto ayer fui muerto crucificado
y hoy resucito entre las tablas.
La gente vitorea mi reestreno en estas canchas.
Cuando paso por las calles
los gatos me saludan elevando sus traseros
y los perros se revuelcan sin ladridos en silencio.

Después del hambre ese pan que agarro en mis esquinas.
Después del frío este sol que galopa por mis ojos.
Después de muerto este parto necesario.

Toda esa tiniebla en las aceras.
Y luego este ojo de Luisa saludando a mi ojo.
Y este pan de su mano entregado a mi mano.

TRANCE

Por qué los ojos enceguecen?
Este trance tiene relación con la vida de vientre?

Estas preguntas me las hice siendo anciano.
Ahora que he vuelto a ser joven
Me interesan los lagos, las entrepiernas,
Las salitreras abandonadas y los eructos de mi perro.

Cansado de vomitar como los ebrios prematuros
Me desplazo recogiendo palabras en la calle
Y de vez en cuando pateo los desperdicios de la noche.

Me entretengo leyendo graffitis en los puertos,
Mientras en los últimos minutos del crepúsculo
Los marineros beben el primer vino de la noche.

Nunca más quise impregnar la vejez en mis entrañas,
Aunque mis pasos ya no son ágiles como antes.

HUIR DE LA MENTIRA

Es posible que ya no mienta,
es posible que ahora diga la verdad.
Ayer hablé sobre calles que sucumben,
sobre ratas que dominan los campos,
hoy quiero hablar de frutos que se abren
y caen a la tierra pura.
Nada es más amplio que la verdad,
aquélla que se eleva como las olas
y estalla en mil pedazos sobre las rocas.

Si no he conocido a nadie
que haya hablado con la verdad completa,
hoy quiero ser el que ponga la primera piedra.
Por eso pido que todos se alejen,
que me dejen solo, que nadie golpee a mis ojos.
Hoy quiero descansar
de suburbios y ruidos de sirenas.
Mañana me corresponde caer a la tierra,
lento y espacioso como nieve.

(De “Hijo de Sastre”)

Siempre en bicicleta

Ella me esperaba
y yo pasaba en bicicleta. Me esperaba
en esquinas.

Su voz se repartía en las calles.

Yo la quise cuando aprendí
a respetar.

La escuché una noche
precisamente cuando el frío se introdujo a sus ojos.

Lo cierto es que ella me esperaba siempre me esperaba
Yo pasaba
-en cambio-
en bicicleta.

PIDO QUE BAJES

Sólo pido que bajes del caballo y enfrentes la tierra a cuerpo raso.
Más allá de tus ojos está el océano y en el aire encontrarás lo perdido.
Una veintena de voces dicen ser tus hermanos
y en aparejos del camino no sólo encontrarás agua sino tu voz repartida.

Sólo pido que bajes del caballo y mires hacia el frente.
Que entiendas que hay hombres verdaderos que aún quedan en la tierra.
Que te unas a los arrecifes buscando otro aliento.
Porque más allá de tus ojos está el océano
y una veintena de hermanos quiere abrazarte.

SI NO QUIERES

Si no quieres morir es mejor que no nazcas.
O de otro modo es mejor que nazcas trayéndonos
el misterio de la muerte.
Porque todos buscan nacer para inundarse de aventuras
y nadie en este mundo asume el mordisco de la nada.

Si tan sólo los recién nacidos nos trajeran el misterio de semillas,
de plantas que nacen bajo tierra
del soplo huracanado de los riscos.

PORQUE TODOS SON COMO SON, AUNQUE LO ESCONDAN

Ninguna persona cambia de la noche a la mañana. Nadie
quiebra un vidrio con los dientes.

Nadie puede cambiar el color de su sangre. En cambio sí
puede salir desnuda a encontrarse con la lluvia
cambiar seis huesos por alpargatas.
Con una mano es posible arreglar esa ampolleta.
Los hombres podrán caminar por el espacio.
Todo es posible.
Pero una persona
no puede
cambiar
de la noche a la mañana.

BANDERAS QUE SE CAEN

Bueno es el pan esta mañana. Es bueno
el perro
que me sigue de la esquina.

Hay banderas en todas las casas.
Banderas que se caen de viejas.
Ancianas corren hacia almacenes cerrados.
Niños cojean en el aire confuso.

Sin embargo es bueno el pan esta mañana.
Buena es la mano que lo hizo.
Y hay banderas en todos los frontis.
Banderas que se caen de sueño.

NI UNA PALABRA

No digas ni una palabra esta mañana
Sólo pásame el periódico y el día para disfrutarlos.
Los niños juegan en la esquina
Con unos palos fabricados…con latas diseñadas.
Y a lo lejos la panadería lanza humo por los caños.
De todas maneras la radio dice cosas extrañas.
Los delincuentes entraron por las casas.
Y los trenes no salieron muy temprano.
Desde Suecia me llega una carta amarilla. Trae libros
Diminutos y en Puerto Rico dicen que llueve huracanado.

De todas maneras el perro duerme a pata suelta en la puerta de la casa.
Los árboles caminan más rápido que ayer
Y en la testera en la cocina el olor se ha paralizado.
Estoy sentado en una silla de hierro haciendo dieta prescrita.
La casa está rodeada de letreros que incitan a no traerme alimentos.
Como he dejado de beber nadie llama al teléfono.
Como he dejado de fumar huele a flores la casa.
Sudo de pies a cabeza de sólo pensar qué pasará conmigo más tarde.
Pero no digas ni una palabra esta mañana
Sólo pásame el periódico
Y el día.

Publicado por

Carlos Amador Marchant

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