Nicole García Alcota
Nicole García Alcota © 2013 Des-fase
Cuerpo y geometría… así se llamó la tesis que abordó mi escultura, título muy gráfico, sintético y claro, pero que de cierto modo deja al espectador el trabajo creador de finalizar la obra buscando su propia simbología. Escribo en éste texto una parte de lo que significa para mí la creación de un cuerpo y una geometría.
En las esculturas la geometría forma la mitad de la obra, y más profundamente aluden a la simbología universal del círculo y cuadrado.
“Bachelard hace un matiz muy sutil entre el refugio cuadrado, que sería construido, y el circular, que sería la imagen del refugio natural, el vientre femenino… Las figuras cerradas cuadradas o rectangulares hacen recaer el acento simbólico sobre los temas de la defensa de la integridad interior. El recinto cuadrado es el de la ciudad, es la fortaleza, la ciudadela. El espacio circular es más bien el del jardín, el fruto, el huevo o el vientre, y desplaza el acento simbólico sobre las voluptuosidades secretas de la intimidad.” [1]
La realidad observada es la casa, como la institución que soporta el desarrollo del hombre sedentario. La fijación está en la abstracción representacional de este espacio por medio de la geometría, aludiendo a las paredes y generando un volumen virtual a partir de ellas, reflejando el espacio- vacío de ésta construcción. Y el cuerpo se concibe en la totalidad de la obra, pero también específicamente a través del modelado de partes humanas, que en su totalidad representan a seres imaginarios.
Cómo suma las esculturas hacen uso de lo tridimensional para manifestar imágenes provenientes del subconscientes. Por tanto el resultado de la escultura es una imagen icónica- simbólica, y esto equivale a lo primigenio, que es “…aquello inexpresable que no podría decirse de otro modo de no ser por aquella forma que en lo sensible lo manifiesta.” [2]
[1] Durand, Gilbert. Las estructuras antropológicas del imaginario, Fondo de Cultura Económica, México D.F, 2004, pág. 256.
[2] Puig, Olives. Diccionario de los símbolos, Editorial Heder, Barcelona, 1995. Pág. 10