Eduardo Correa, aproximación al territorio
El debilitamiento de las soberanías, tan evidente ya por los noventa, produce en los habitantes de nuestro continente una marcada sensación de inestabilidad. El suelo ya no es un soporte y el territorio propio no es ya seguro. En ciertos grupos de la población el efecto Auschwitz se hace inevitable; expulsados de la tribu destruyen cuanto ya no les pertenece o les ha sido arrebatado. Para los creadores, el país pierde la condición de suelo, de sustrato simbólico. La Ley de Gravedad ha sido derogada y el individuo cree flotar sin comunicación ni asidero. La pérdida del nosotros, en tanto suma de individualidades en el proyecto común, se reemplaza por la institucionalidad. Ésta, ahora oxímoron o reflejo inverso, representa cuanto no es: sino la parodia o la simple puesta en escena de “un algo” para validar lo inexistente.
La ausencia del territorio cobra fuerza en el discurso de la más reciente poesía chilena; en El incendio de Valparaíso Eduardo Correa, poetiza desde un campo trasvestido donde el sentido es un desaparecido más. Los personajes habitan en sus últimas horas una boite de homosexuales que ha sido incendiada en forma intencional. El hecho, ocurrido hace algunas décadas en el (ex) primer puerto chileno, se representa como un icono de la intolerancia y la prepotencia del sistema legado por la dictadura. Tal es el simple motivo, nada más, para dibujar una sociedad chata y superficial con trazos gruesos de fuertes referencias estéticas: Silencios llueven sobre la mesa de trabajo y el objeto perdido continuará perdido hasta que alguien disponga del tiempo necesario para encontrarlo en la memoria.
Su forma de poetizar -un texto entrecruzado que se sostiene en la mera función poética- denota seguridad y armonía; y apunta en lo más conceptual al fracaso de la escritura, cuando no de la cultura, en el terreno de la comunicación.
Eduardo Correa Olmos nació en Viña del Mar, en 1953. Académico de la UPLA ha publicado Bar Paradise (1986), Bar Paradise II (1987), Márgenes de la princesa errante (1991), La desmesura de la calma (1999) Valparaíso: la perla del Barrio Chino (novela, 2001) y El incendio de Valparaíso (2002).
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