De la belleza nordica ideal a las pinturas no pintadas

« Mi arte, a pesar de los viajes que hago en todas partes, esta profundamente arraigado en mi tierra natal, en este país estrecho, aquí, entre los dos mares ». Esta declaración de Emil Nolde muestra hasta que punto su arraigo a su tierra natal estructura toda su obra. Nacido el 7 de agosto de 1867 en Nolde, en el Schleswig-Holstein, Emil Hansen de su verdadero nombre profesa un amor sin condiciones a su tierra natal. Territorio entre el Báltico y el mar del Norte, frontera entre el Dinamarca y Alemania, el Schleswig-Holstein inspira a Emil Nolde el espíritu de sus obras. La elección de su patronímico es significativo de la reinvindicación tanto a nivel profesional que pictórico. Pero es en alemán ante todo que se define, como heredero de los grandes maestros como A.Dührer, Grünewald y Cranach. Este profundo arraigo local y nacional lo hace considerar como un hombre de su tiempo. La reinvindicación de su pertenencia a la Alemania del norte, cuya belleza mística exalta, entra en contradicción con la ideología del partido nazi que busca ante todo una subordinación de la naturaleza y del hombre a la « raza aria » cuya representación no puede ser otra que idílica y clásica. El regreso a los origenes que habría podido coincidir con el pensamiento de la extrema-derecha, se hace bajo una nueva forma pictórica donde el expresionismo por los colores es fundamental. Emil Nolde como portavoz de la belleza nórdica ideal, transcribe el presente bajo su forma la más viva posible.

Emil Nolde 1910 Puente en la marisma - Óleo sobre lienzo 73x89,5 cm © Foto M.A. Romieux

Sin embargo, no pueden coexistir alternativas a la visión de Hitler, la que celebra el triunfo del pasado sobre el presente. No corresponde de hecho a los gustos personales del Führer que vertebran toda la estética nazi, y sobre todo entra en contradicción con la ideología englobante del totalitarismo. Su adesión tardía a la N.S.D.A.P en 1934 y sus cartas a Goebbels en las cuales afirma su pertenencia al partido denotan de una aceptación de los valores de exaltación de la « Gran Alemania » haciéndose su adalid. De hecho, su adesión corresponde al momento posterior a la designación de Hitler como canciller el 30 de enero de 1933 pero también a la organización de controles por el ministerio de la Propaganda : la ordenanza del 1 de noviembre de 1933 que obliga la adesión a una de las cámaras del ministerio para todo los que producen o reproducen bienes culturales. Esta adesión implica una encuesta de la policía y la correspondencia a cánones ideológicos, parece necesario por lo tanto de ser partidario del partido para poder ejercer. Arrastrado en el engranaje del pangermanismo olvidando las nuevas formas de control, Nolde queda atrapado en su propio paradoja : identificándose a sí mismo con los valores del partido, no corresponde a los cánones estéticos. Porque la característica misma del totalitarismo es el control de la sociedad en todo punto. ¿Hasta qué punto Nolde toma conciencia de la estructuración del arte por el partido ? Su adesión parece emocional tanto más que está sometido a la presión cotidiana de la administración y de la victoria alemana en la esfera internacional.

Según la propaganda nazi, el arte está relegado al papel de instrumento de la difusión masiva de los valores y de su adhesión. Es esta desaparición del individuo detrás de la adhesión de masa a las ideas del partido que se encuentra el verdadero obstáculo a la aceptación de las obras de Nolde. En efecto, la desaparición del individuo implica tanto el creador que el espectador : con la desaparición del individuo y de su personalidad propia, es su capacidad de creación que está neutralizada y remplazada por los cánones del partido. Existe una pérdida de la esencia misma de la creación, un resultado único y original que se transforma en una simple producción plástica. También, cada lectura de una obra artística y literaria debe ser transparente según la ideología, no se trata de estimular la interpretación del espectador sino que hacerle reconocer un cierto número de informaciones. El arte se pone a la medida de la masa popular, pero desde una perspectiva depurada y despejada de despertar intelectual. El arte pierde por lo tanto su capacidad esencial a la estimulación de juicio, éste está reducido a un ejercicio de reconocimiento de objetos idénticos. Una influencia total de la estética nazi. Para la representación del mundo pastoral por ejemplo, el nazismo impone una visión arcaica donde el paisano luce el vestido tradición y un utillaje rústico que hace del trabajo un culto : el paisano es el símbolo de la harmonía con la naturaleza en continuidad con el mundo viejo. Los personajes según la estética nazi nunca están otra cosa que arquetipos de valores ideológicos. E.Nolde por su parte cuando pinta un paisaje de su tierra natal exalta los colores, más allá de una necesidad de formas, para transformarla en el poeta cantor de una vida mística y sublimada. Es una imagen de naturaleza triunfal que no puede aceptar la versión civilizada del partido nazi.

Beneficiando del apoyo personal de Goebbels, admirador y gran coleccionista de sus obras, éste apoya a Nolde varias veces, dejándole creer a una aceptación general. Goebbels autoriza en julio de 1933 una exposición de 30 artistas alemanes (aunque será prohibida algunos días después) al que hace parte E. Nolde en la galería Ferdinand Moeller. También en 1934, Goebbels responde por Nolde para su exposición de acuarelas y litografías, una exposición celebrada por el Kunst der Nation, un periódico cuya percepción de la pureza germánica se aproxima a la ideología nazi. Es después de la Noche de los Cuchillos largos en junio de 1934 que Goebbels no le apoya más para preservarse contra sus rivales políticos. Es el triunfo de las tesis estéticas de Rosenberg, sostenido por Hitler, ensalzando la destrucción sistemática de todas las obras de arte moderna.

Emil Nolde 1936 Girasoles resplandecientes - Óleo sobre tela

© Foto M.A. Romieux

La puesta en marcha a partir de 1933 de una política de « protección de la raza » toca cada esfera de la sociedad : tanto humana con las primeras medidas contra los judíos y de la ley de esterilización que cultural con las primeras exposiciones de « arte degenerado ». Porque el ideal de la raza según Hitler se transcribe también a través del arte, el « arte degenerado » por su existencia impide la representación de este ideal. Tanto más que « el arte degenerado » da lugar a la degeneración física. Por eso se pone en paralelo en la exposición de Munich inaugurada en junio de 1937, las obras con fotografías clínicas de personas deformadas. Es el triunfo de la teoría de Paul Schultze-Naumberg (Arte y raza, 1928) según el cual la Kultur resulta de un rechazo de las pulsiones degeneradas en el subconsciente, el arte modero no sería otro que el fracaso de este rechazo, lo cual llegaría a una exaltación de la degeneración como ideal. El acercamiento permitía por lo tanto de operar un cambio en el espectador entre la representación y su pseudo-consecuencia. La exposición de Munich de 1937 apuntaba un discrédito completo de las grandes figuras del arte alemán durante la República de Weimar y de los extranjeros vanguardistas, legitimando su eliminación. En paralelo, es la hegemonía de los gustos personales de Hitler que se impone. En el catálogo de la exposición figura algunas 650 obras confiscadas a 32 museos, totalmente incompatibles con la estética nazi. E. Nolde está asignado como una de las principales figuras de este « Entartete Kunst » : el conjunto de su obra a tema religioso con La Vida del Cristo, Los tres Magos, la Pentecostés, entre otros, por su uso de los colores y su manera de representar los rostros, figuran primeros en la exposición. El juicio será sin apelación.

Después, la promulgación de la ley del 3 de mayo de 1938 sobre la retirada de los obras consideradas degeneradas y/o la expoliación de estas obras, anuncia la prohibición total de ejercer para cada artista de la lista. Para E. Nolde, algunos de 1052 de sus obras son confiscadas o destruidas. 1941 es una fecha simbólica por su correspondencia con el momento culminante de la hegemonía de la Wehrmacht, de la depuración en Alemania y los países invadidos. A nivel interno, las luchas en los círculos próximos de Hitler ven el triunfo de Göring, nominado como único sucesor el 29 de junio. Resulta una radicalización del control, tanto más que Göring está apasionado por el arte del Renacimiento y partidario de una destrucción del arte moderno. Sin embargo, E. Nolde continúa creando en la clandestinidad sus « pinturas no pintadas » que hacen su notoriedad posterior : numerosas acuarelas de pequeño formato más fáciles de esconder.

Arrastrado en la espiral de su tiempo y de su propio paradoja, Emil Nolde se perdió, confundiendo su apasionamiento personal con los intereses del partido. La estética nazi no podía incluirlo no sólo por lo que quería representar con su técnica pictural, sino sobre todo por su gran libertad, originalidad y la profusión de su creación, resultante de una reflexión personal.

M.A. Romieux