Retorno
Pintar el nuevo Eden
El descubrimiento del Oeste fue uno de los movimientos más ricos en su exaltación de los valores nacionales de los Estados Unidos. Después de un periodo durante el cual el género pictórico americano se inscribe en la tradición europea, un nuevo movimiento artístico pone adelante el medio natural americano. Está representado, entre otros, por los pintores de la Hudson River School. La inmensidad grandiosa de este nuevo territorio ejerce una fascinación tanto en la literatura que en la pintura. La exploración de América inspira una representación novedosa de un nuevo Edén. Esta idea clave se nutre de la ideología de los Estados Unidos como territorio de predestinación.
Thomas Cole 1846 "The Mountain Ford" Oil on canvas 71.8 x 101.8 cm MetMuseum
Albert Bierstadt 1875 "Sunrise on the Matterhorn"
Oil on canvas 148.6 x 108.3 cm MetMuseum
Tres elementos son casi imprescindibles para la creación del espacio natural americano : rocas, árboles y una fuente de agua, que sea una cascada, un rió o un lago. Se focaliza el centro de atención en el aspecto grandioso y primitivo de la naturaleza. Está construido gracias a juegos de perspectivas y de alturas. La verticalidad se ve acentuada por las diferencias de nivelación del terreno. Tanto más que dentro de los tres elementos necesarios a la representación del nuevo Edén, la montaña domina por sus alturas. La importancia de las rocas en la pintura evoca por otra parte el interés creciente de los científicos para la geología. La naturaleza tiene así una dimensión sagrada donde la iluminación juega un papel fundamental. Traduce una presencia sobrenatural. Se puede constatar en la representación del mundo salvaje del Maine en Twilight in the Wilderness de Frederic Edwin Church (1826–1900). Otro ejemplo es el cuadro El amanecer en Yosemite de Albert Bierstadt (1830-1902), uno de los grandes representantes de la Hudson River School. La luz amarilla difusa entra por el cañón de rocas mejorando así la iluminación del lago, situado al centro del cuadro. Este mismo juego de luz entrando por un cañón rocoso está utilizado en Hetch Hetchy Canyon : poniendo la luz detrás de un montículo, el bosque se vuelve translúcido.
Frederic Edwin Church 1859 "Heart of the Andes" Oil on canvas 168x302.9 cm MetMuseum
Tanto esta luz que la virginidad de la naturaleza participa al mito del « buen salvaje » : la naturaleza simboliza entonces la civilización primitiva que no ha sido contaminada por los vicios de la sociedad moderna europea. Está más próxima al Creador, el hombre que se instala ahí está por lo tanto regenerado por la visión de este nuevo Edén. Así, la exclusividad de la naturaleza en la representación del Nuevo Continente se justifica por su esencia divina. Los pintores paisajistas se apoyan en Natura, la obra del filósofo Ralph Waldo Emerson publicada en 1836, en la cual expone los fundamentos del transcendentalismo. La naturaleza es el lugar de la eterna juventud, adecuado para encontrar el Espíritu, si se nutre de su contemplación. Por eso es un espacio de regeneración para el hombre que sabe sumergirse en ella y preservarla. En este sentido, se explica mejor la ausencia del hombre, o cuando está representado permite acentuar la grandeza de la naturaleza.
El ángulo de vista es en picada, creando a la vez una intimidad pero abierta al infinito, como si nos transformía en los hombres de espalda de las obras del romántico Caspar David Frederich (1774-1840). Es esta perspectiva que está adoptada en Greenwood Lake de Jasper Francis Crospey (1823-1900). Es también la concretizacion iconográfica del Sublime en el cruce de las teorías de Burke y de Kant. Para Burke, la experiencia del sublime está condicionada por la percepción de objetos que tienen ellos-mismos esta propiedad. El hombre esta suspendido en esta sensación de tal manera que su espíritu esta totalmente ocupado por esto.La naturaleza es por lo tanto el lugar de predilección para provocar esta sensación. Para Kant, el Sublime es una experiencia moral y así centrada en la racionalidad : es en las Ideas que tenemos que buscar. El Sublime no es una propiedad sistemática de los objetos, aunque se puede encontrar en ellos. Estas dos interpretaciones del Sublime se mezclan por una parte con el aspecto grandioso a veces preocupante de la naturaleza y por otra parte, con la contemplación del espacio y del tiempo que llega hacia el absoluto. Artificio y naturaleza coinciden aquí porque sus representaciones pictóricas son reconstrucciones de una naturaleza ideal. Intensifican el potencial emocional. La experiencia del Sublime se efectúa a través de la belleza estética del paisaje. La Naturaleza toda poderosa se celebra en el cuadro Schroon Mountain de Thomas Cole. Figuran los montes Adirondacks en tonalidades morenas-amarillas que recuerdan a Moisés bajando del monte Sinaï con las Tablas de la Ley. La naturaleza estará siempre para los pintores de la Hudson River School, una creación de Dios.
Cropsey Jasper 1870 "Greenwood Lake" Oil on canvas 97 × 174 cm Thyssen-Bornemisza Museum
Es una visión del Destino Manifiesto : esta teoría que legitima a Estados Unidos como una nación teniendo la misión de conquistar al oeste. En este sentido, los pintores americanos se inscriben en la línea de los Románticos pero en una perspectiva personal. Aunque exalten a la belleza superior de la naturaleza, en relación con la potencia divina, el hombre no es medida de toda cosa. Cuando no es ausente, está simplemente situado en la obra entre otros elementos. Este movimiento paisajista poniendo adelante los valores nacionales deja sitio al desencanto de los pintores antes de la guerra de Secesión.
M.A Romieux
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