50 jovenes poetas de Chile
INDICE
Sobre la presente recopilación
- Gaspar Bert
- Cristián Cruz
- Paulo Huirimilla
- Felipe Moncada
- Marietta Morales
- Elizabeth Neira
- Andrés Anwandter
- Óscar Barrientos Bradasic
- Camilo Brodsky
- Julio Espinoza Guerra
- Carlos Henrickson
- Leonardo Sanhueza
- Katty Alanís
- Gustavo Barrera
- Karen Devia
- Lila Díaz
- Pablo Maire
- Rafael Rubio
- Marina Tapia
- Antonia Torres
- Alejandro Zambra
- Damsi Figueroa
- Juan Eduardo Díaz
- Alejandra González
- Carolina Mayerovich
- Fernando Navarro
- Galo Ghigliotto
- Marcelo Guajardo
- Claudio Gaete
- Ernesto González Barnert
- Carmen García
- Héctor Hernández
- Paula Ilabaca
- Felipe Ruiz
- Víctor Munita Fritis
- Óscar Petrel
- Gladys González
- Marcela Parra
- Marcela Saldaño
- Roxana Miranda Rupailaf
- Pablo Paredes
- Diego Ramírez
- Enrique Winter
- Karen Hermosilla
- Úrsula Starke
- Cristóbal Malebrán
- John Uberuaga
- Andrés Florit
- Alberto Cecereu
- Vicente Rivera Plaza
Sobre los autores
Antologías consultadas
Sobre la presente recopilación
Este trabajo fue pensado, hace algunas semanas, como una ordenación personal del conocimiento disciplinario; nada más. Pero pronto percibí la posibilidad de ser publicado en alguna parte, sobre todo cuando en mi país se carece en la actualidad de interés o gusto estético. Este conocimiento, está claro, debe entonces transmitirse y mantenerse, como patrimonio, en los pocos espacios que, en nuestros días, se reservan para la cultura. De allí esta suerte de pequeña antología.
La muestra incluye a cincuenta poetas menores de 40 años, con libros editados y actual vigencia en el discurso literario nacional. Es simbólica, en el sentido de no corresponder con exactitud a una realidad más amplia y certera, cuyos límites los determinará la historia. Como proyecto, entonces, esta visión es necesariamente incompleta y sujeta al error histórico –y también geográfico- de más de alguna inclusión en definitiva innecesaria. Son cuestiones de apreciación, por cierto.
En la necesidad de establecer un panorama en desarrollo, esta selección se refiere al trabajo de autores nacidos a partir de 1973 y hasta 1986. Este grupo no es unitario, de ningún modo. Desde ya agrupa dos grupos etarios que militarán, como habrá de demostrarlo la historia, en promociones diversas. Los mayores, digamos desde Gaspar Bert y Cristián Cruz hasta Alejandro Zambra y Damsi Figueroa, conforman la sección más joven de la Generación del 96; salvo Leonardo Sanhueza, quien por obra y desarrollo aparecerá en la posteridad junto a Germán Carrasco (1971), Christian Formoso (1972) y Javier Bello (1972). Los más jóvenes, en cambio, entre Galo Ghigliotto y Héctor Hernández hasta Andrés Florit, Alberto Cecereu y Vicente Rivera Plaza, aquí considerados, pertenecen a una cohorte cuya marca inicial se ubicará con claridad en la primera década del milenio y alrededor del año 2010.
Y si el año de nacimiento, la edición y la vigencia han sido elementos fundamentales en la construcción de la muestra, el lector comprenderá entonces las ausencias, algunas notorias y otras no tanto, de autores de su preferencia. Algunos autores no registran publicaciones (salvo error u omisión, por supuesto) en la última década. Es el caso, entre muchos otros, de Karen Toro (Valparaíso, 1980) y de David Preiss (Santiago1973) o, en extremo, el de Alfonso Pinto (Vicuña, 1977 -2006) quien opta por el suicidio sin haber editado libro alguno –lo que nos obliga a una investigación más detallada- y posiblemente, la situación de Alfonso Grez Subercaseaux (Santiago), cuya fecha de nacimiento no figura en ninguna de sus publicaciones o referencias. Y hay otras ausencias que, pese a la cercanía, no fueron consideradas por razones de espacio y distribución geográfica. Pienso en Alejandro Banda (1976), por ejemplo, y de tantos autores destacados por las muestras consultadas -de Concepción, Valparaíso, Santiago, Copiapó o Punta Arenas- quienes, por razones de espacio, fueron víctimas de una muy subjetiva selección.
Sin duda la elección del año 1973, como determinación biográfica, es algo más que simbólica. El violento golpe de Estado y el inicio de una larga dictadura a partir del 11 de septiembre de ese año, marcó una frontera ineludible en todos los aspectos de la sociedad chilena. Por cierto el hecho histórico responde a una política internacional, que afecta a buena parte del continente americano, en materias de orden económico y de dominación, y no es una mera expresión de una conducta propia que no ha sido, para nada, muy pacífica.
Una clara consecuencia de este corte es la delimitación de la Promoción Universitaria del 65 -cuyos poetas aún están vigentes- generada en torno a los grupos Trilce, de Valdivia –en torno a Omar Lara (1941), creador y gestor de la revista del mismo nombre que por más de cuatro décadas aparece hoy en plena producción- Tebaida, de Arica, y Arúspice, de Concepción. Este grupo continúa a la importantísima Generación del 50 en Chile.
No existe, en consecuencia, una clara Generación del 70, como podría habérsele bautizado en este país. El largo y desperdigado silencio que le continúa sólo viene a ordenarse hacia fines de esa década, con los Encuentros de Arte Joven de la Municipalidad de Las Condes, organizados por Francisco Javier Court en 1978 y 1979, y la aparición de los primerísimos libros de ese entonces: los casi secretos de Juan Luis Martínez, La nueva novela (1977) y La poesía chilena (1978), los bien promocionados y tal vez los mayores de Raúl Zurita, Purgatorio (1979) y Anteparaíso (1982) y, sin duda alguna, mi modesto Perro de Circo (1979). Valga también la señalización del año para recordar la aparición de la Nueva Joven Poesía en Chile, del poeta y cantautor Poni Micharvegas, que apareció en Buenos Aires bajo el sello de Ediciones Noé.
Esta promoción es la inmediatamente anterior a la de los presentes autores. Una nueva generación comienza a brillar tras el retorno a una supuesta democracia, hacia mediados de los años 90’s. La aparición de dos señeras antologías establecen sus inicios. Por una parte encontramos 22 voces de la novísima poesía chilena (1994), de Carlos Baier y Cristián Basso, y la ya determinante Poesía chilena para el siglo XXI, de Mario Andrés Salazar, Floridor Pérez y Thomas (Tomás) Harris, la primera financiada por el Instituto Nacional de la Juventud, y la segunda editada por el departamento de Coordinación de Extensión y Comunicaciones de Dibam (Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos). La antología intentada tres años después por Francisco Véjar trabaja sobre elementos ya determinados.
Los presentes autores comienzan a editar, en su mayoría, en la primera década del milenio. Salvo plaquettes o publicaciones de adolescencia (Carlos Henrickson en 1991, Gaspar Bert –o Felipe Hernández- y Julio Espinoza Guerra en 1995, Andrés Anwandter en 1996, a guisa ejemplo) los principales libros ven la luz entre los años 2000 y 2005. Es posible, entonces, proponer que esta generación del 96 tenga plena vigencia hasta alrededor del año 2010.
Una nueva agrupación, o forma de enfrentar el discurso literario nacional, comienza a circunscribirse en torno a los poetas nacidos en la década de 1980. Dos cuestiones, tal vez muy borrosas aún, a causa de su cercanía, inciden en la propuesta. Por un lado el mayor y mejor uso y manejo de los elementos electrónicos que esta revolución industrial nos proporciona ahora y una abierta rebelión frente al establecimiento de las vanguardias –digeridas por el academicismo teórico y el comercio en boga- indica a los más jóvenes la búsqueda de nuevas formas de expresión. Movimientos como el de Descentralización Poética (generado en la capital como reacción al discurso indicado) o el más elitista Santa Rosa 57, la proliferación de editoriales cartoneras y el regreso, casi imperceptible, a ciertas formas anteriores de construcción textual, nos proporcionan las primeras señales. E, indudablemente, toda esta desconfianza y el abierto rechazo hacia las formas tradicionales de expresión social que genera –tanto hacia los partidos políticos, como a las cuestiones de género y a la institucionalidad «revolucionaria»- responde a un mismo principio. Su lectura está la vista y es de cargo nuestro; no habrá disculpas por caso de error.
La cincuentena de poetas esparcidos en estas páginas representa solamente una visión sectorial o personal del fenómeno; una suerte de «lo que se tiene a mano». Chile es un país demasiado extenso para su población, con una distancia superior a los cuatro mil quinientos kilómetros entre la nortina Arica y la sureña Punta Arenas. Y, además, a causa de un centralismo endógeno (el país semeja un territorio ocupado por la ciudad de Santiago) sufre de incomunicación extrema, fenómeno que se ve aumentado por una total y, al parecer, definitiva ausencia de referencia crítica, tanto en la prensa escrita como en el mundo académico. Ignorante o desinteresado en la producción en actual ejercicio, el foro no es ajeno a la dictadura del mercado impuesta en el país a partir de 1973. Frente a este panorama, el mundo virtual resulta casi el único puente entre el escritor y su mañoso lector.
Sin embargo, en el armado de esta selección han contribuido las generosas antologías a mano, que se detallan al final. A sus autores, en el mismo silencio que nos acompaña en nuestra biblioteca, como a este organismo editor y a los poetas y lectores del género, vayan mis sinceros agradecimientos.
Arcoiris
Gargantas silenciadas.
La lluvia oculta tu tristeza con el velo de su risa.
Las gotas se van, se confunden
evocan el dolor de mi distancia.
Y las manos y los besos sin sosiego
que fundieron nuestra canción
caen también por aquellos hilos
ahora que todo huye
y el llanto es silbo de las aguas en el agua
surcando tus mejillas hasta el suelo.
Correrán mientras la lluvia dure.
Los cachorros
Pendenciero y malhumorado, terminarás en cualquier rincón
adornado por miradas de desprecio y manos fugitivas.
Pero te lo has buscado:
te tumbarán sin mayores motivos
boca arriba
para que el rocío lave tus labios
y tu mirada como dos monedas de oro sean robadas al día.
La masa
Allí las partes
componen aquello de fondo vasto
en apariencia cierto
y sin ningún motivo:
lo negativo en dirección opuesta
al centro en el centro la mitad.
Estos los racimos
se alzan y cobran fama.
Cristián Cruz (1973)
Mis manos buscaban desesperadas
Una garza se desploma en el aire
alarga el disparo en su vista perdida
el cazador sólo ve por unos segundos
la neblina de su pecho deslizada en la comarca.
Truena en los terrones su abismo forzado
ella imagina el árbol de la antigua casa
y el graznido se revuelve tímido en sus ramas ya
desaparecidas
nadie jaló el gatillo
porque no hubo gatillo
fueron mis manos aturdidas
buscando un poco de cielo.
Brote tumbado
Es el aliento de la tarde
su ocre ha regresado a limpiar los cuadros
a hundir el balde en el pozo.
La cesta extrañaba tu brazo
y el huerto se estremecía recordándote,
qué será pequeño brote tumbado
trasciende el granado, canta la tarde.
Canción de las nubes por el poeta muerto
Nubes desechas sangran por él
quien se amó en ellas
como en el camastro los amantes torrenciales
que al fin se marchitan
/y se desgastan.
Las impenitentes nubes van mejilla con mejilla
cara a cara con la mortaja
y reptan, se deshacen y se inmolan sobre la colcha silenciosa
/del cadáver.
Dentro de la escena
una nube baja y se arrastra sobre el mármol
del otro lado unos labios desechos
cantan en el abismo.
Paulo Huirimilla (1973)
Espero la llegada de un gran espíritu
He bajado del sueño.
Hoy es noche de oscuridad y los árboles no se trenzan,
las aguas se detienen en el musgo
y tú no brillas como antes, Witranalwe.
Reflejo tu ausencia en los párpados
del lucero.
Que los ríos vuelvan
como lágrimas de otros ríos.
Callejeo a la manera de Sergei Esenin
Soy el escudero de la aldea
véanme entrar a casa
Ni un mendrugo de pan en la mesa
el terno planchado a rayas
sin arrugas la camisa
un poco de sangre en el pecho
y esta espada vieja que al sacarla
de su funda
brilla aún la luna en su filo.
Cuando voy al pozo en que caen ciruelas
coloco una piedra como un maíz duro
debajo de la lengua.
De noche suele acompañarme el Lázaro cojo
y bebemos sopa de zapatos.
Soy el escudero más oscuro de mi aldea
En mí los espejos se tuercen
brillantes por desta estrella en mi frente
Por allí callejeo con desta chala
y un abrigo negro
Ella obsérvame con sus grandes ojos de búho blanco
-hay una distancia entre su vacío y mi silencio-
más pronto llegará la muerte a terminar este vino
hagan fiesta hay harina y cebollas bajo la horca.
Felipe Moncada (1973)
Incertidumbre
Para navegantes cuyo mar es geometría
la isla de Utopía no tiene coordenadas claras:
al soñar con ella los muros se derrumban.
Al edificarla se deconstruye.
Y al guiarse por la narración de Moro
lejos de encontrar la isla
el navegante se condena
al mundo de la caverna
a reincidir en metáforas marinas
a equivocar el camino
por exceso de simetría.
Pastoral
Jabas de cerveza y skate
como elementos de ritual
desenfreno de botellas calientes en la llanura
espuma en el torso lampiño, levadura, cebada.
Suben a la meseta en oruga todoterreno
monociclo
trascendental
sacerdotes a mear en el matorral, viento
de tres mil años barre cielo
de horizonte a cenit, azul.
Y los muchachos en cielo espartano
repiten baile bárbaro sin saberlo
círculo y lucha grecorromana como disfraz
del manoseo
quiebran botellas y rayan rocas
con la caligrafía del chivato.
Ebriedad en la tropa -rompan filas-
y los pendejos
buscan cometas cortados en los bordes
de un cráter
ajenos al rito, suspendidos en el aire.
Marietta Morales (1973)
Carta abierta a Serguei
En la pista de aterrizaje,
caminas ansioso
en busca del olor del habano
de la vieja Cuba.
Como el sentir de la médula
de millones de hormigas que pululan
en los pasillos gélidos,
de esos viajeros eternos
que llevan a cuesta
el madero de su cruz,
que arde en la inmensidad del mar,
sobre la línea horizontal
de tu mirada.
Se cruzan
los campos imperfectos
de la creación.
Las turbinas de los aviones
encienden los motores de esos alientos
casi divinos,
que se balancean
en el árbol del poder
en las noches póstumas
después del tornado que emanó
del pararrayo
en la vieja biblioteca.
Amor mío
Ante tus constantes dudas e imprecaciones,
qué te puedo decir...
Sí,
me gusta que me la metan,
hasta el fondo,
con fuerza,
infinitas veces,
como un taladro fuera de control.
Es verdad que quisiera que una verga monumental y pétrea,
más grande y dura que la tuya,
me partiera en dos.
Hasta la más sucia de tus suposiciones es cierta.
Amor mío,
Ante tus constantes dudas e imprecaciones
¡Qué más te puedo decir!
Algunas consideraciones acerca del estado del arte en Chile
Amor mío,
debo confesarte
que
los poetas, en general,
no todos, claro,
lo tienen
chico,
pero entusiasta.
los pintores
en cambio,
lo tienen grande y gordo,
pero débil como una ballena agónica, varada en una costa equivocada,
Los milicos y los pacos,
Imagino,
lo deben tener duro y arqueado,
como sus corvos,
El tuyo mi amor, en cambio,
es hermoso como un arcángel,
Pero está lleno de veneno.
Andrés Anwandter (1974)
El árbol del lenguaje en otoño
Haber recorrido en espiral la enciclopedia
para encontrar en su centro el otoño,
esa palabra que aún no alcanza a articular
un solo verso que por fin te describa.
Y tu retrato se deshoja en la memoria
como un tomo desencuadernado y viejo.
Charla
Porque ya no queda mucho
que ocultar, somos secretos
cuando hablamos.
Las orejas
bien abiertas y los dientes
asomados, en señal
de confianza.
Allanamos
las cuestiones, los caminos
con cautela.
Nuestra charla
lleva voces camufladas
que en el humo las narices
no disciernen.
Encontramos
el fracaso, donde todos
los demás han fracasado.
Óscar Barrientos Bradasic (1974)
Vocación de náufrago
Coloco estos versos en una botella de plástico
y los arrojo al río
como el náufrago de los relatos,
con la esperanza incierta
que algún merodeador de las orillas
encuentre en su interior
este sueño sucio
el cadáver de mi sombra
descomponiéndose en tinta.
Schopería con vista al río
Como si verte fuera delito,
mujer,
me ofreces este schop con agua
mi jardín colgante de Babilonia en cada reino de viernes.
Otros clientes del Zurich son menos complacientes,
y desgreñados como libélulas sarnosas
ni miran la mesa contigua.
Me esmero como un cirujano miope
en explorar la antropología de mi memoria,
se parece a esas ensaladas con tomate y cebolla
que me eran repulsivas
en la infancia.
Así va la cosa, intercambiar sonrisas vacuas
cuando la noche está fría en Magallanes,
e río ruge tras el bar como un látigo de orina,
es de pronto una voz que sustituye la vigilia
del ahogado,
para terminar en el sitio donde
se doblegan
los tumultuosos, los innegables, los señeros,
yo suelo ser el primero en rendirme cuando el río
para bajo la ciudad.
Camilo Brodsky (1974)
non plus ultra
Soy el non plus ultra del fracaso y me pregunto
de qué hablan los poetas cuando no hablan de sí mismos
esas rosas son mentiras los amores son mentiras las mentiras son mentiras
son excusas de sí mismos son excusas de sí mismos son figuras
reflejadas en sí mismos en sus cuerpos en sus dudas en sus glorias
soy el non plus ultra del fracaso u los poetas
se desnudan como impúdicos pendejos en sus textos
se destazan a destajo se hacen vacas
que no mugen sólo pacen en los ganchos de la Vega
Soy el non plus ultra del fracaso y nuestros textos
se desviven se desdicen se retuercen el los bares
se encandilan los poetas con la imagen de sí mismos
crean circos y las pistas de esos circos las ocupan
en hablar hasta caerse de borrachos de sí mismos
Frankenhausen, 1525
Hay una ronda de ácaros en mi garganta
esperando el fuego
Su ritual de paso es la hoguera;
otros prefieren las decapitaciones o los
empalamientos. Cualquier cosa que tranquilice
la bilis de los señores agitada,
indignación por la revuelta
absurda de sus pobres
Hay una ronda de ácaros en mi garganta
Silos donde el grano se comienza a corromper y las azadas
vuelven al lugar oscuro desde el que vinieron a estos campos.
Julio Espinosa Guerra (1974)
Medianoche
El gallo habló a la medianoche
con un lenguaje surgido bajo los álamos:
nos queda poco tiempo
las nubes negras asoman tras los mares
el gusano lame las rodillas del enfermo
y Aquiles vuelve a enfrentar el ruedo
para mirarse morir
en las pupilas sangrantes del Minotauro.
Voz tercera
No puedo descansar en esta habitación.
Mi lecho
ya sin mujer
se presenta como a mano abierta del verdugo
el cubo mágico del destino
que muestra sus caras a la desdicha:
aquel viejo salón de las apuestas
que convoca a os cuerpos
como el dios de la fecundidad
Me atormentan los rostros que reflejan los cristales:
mujeres corriendo hacia el sepulcro
fantasmas del paraíso.
El dolor es una escama de hielo
atravesándome verticalmente.
Todas las carreteras desembocan en esta habitación
todos los caminantes se dan cita
alrededor de una mesa negra.
Soy esclavo de las imágenes del sueño
de la felicidad inalcanzable que proyectan las fotografías:
un desterrado en las minas de diamantes
que frente a sus ojos
ve la falsa destrucción de Sodoma.
Carlos Henrickson (1974)
XV.
Todo blues encubre una gran trampa. El compás repetido
no dice lo que dice: la voz podría mascullar una pura
blasfemia completamente consonante y no diría más de lo que
no dice. Porque cómo, cómo decir, cómo
traer de vuelta a guitarrazos esa comunión muda, ese
nosotros encerrado entre muros: no es posible. El trayecto
del recuerdo es tan falaz como creer
que un oscuro blues callejero ocupa un lugar
en la música, en ese solitario desfile inútil
de las esferas: preferible saber que es un trayecto falso; que la escena quieta
de tu sueño y mi velar no es evocable, que sólo se puede
vivir nuevamente más acá de la letra o el sonido, quedarse
allí, y no hablar, no hacer canciones
sobre eso. Recoger sólo
la letra que quedó bailando en una esquina, que le da al punto
de cruce entre dos caminos algo parecido
a la realidad. Ilustración a lápiz de un viejo
songbook, echada al azar por un oscuro
funcionario de imprenta.
XVI.
Se supone que hay una historia
que contar, algo con principio, con una secuencia, y que llamará con
voz melosa a la palabra siempre si se sigue
el desarrollo patético de un viejo poema. Porque ay el tiempo
es un problema: entender el rugir de los autos, la cerveza
en el vaso que se va sin notarse,
todo el orquestar de un mundo y los aplausos y los
abucheos. Escribir sobre la detención, esa figura
ciega, intempestiva, no es labor de estas
épocas: para qué, sino
para perder el tiempo volviéndote a traer a este lugar
en que no estoy; para qué, sino para
perder el tiempo, este desfile de insectos que la tinta
realiza; para qué nosotros aún retenidos tras los muros
de una casa vieja con el pleno
relámpago del progreso tronando sordo
afuera, sino para perder el tiempo
a manos llenas.
Leonardo Sanhueza (1974)
RENÉ CHAR ENAMORADO DEL LOBO
Un día René Char se mira en la laguna
y deja transitar el lirio por su frente.
La Medusa iba vestida de blanco
pero más atravesada.
Así es este amor,
.......... la sombra del arco y la lira,
rodando y sin romperse.
Gota de mercurio sobre el niño
para marcar el pulso de la naturaleza
cuando conduce a René Char desde la orilla
..........a la fiesta de las cascadas.
Nos abraza el petirrojo
y vuelve a su ventana.
El paisaje era sólo un paisaje.
Lo mejor era soplar sobre los nidos.
El mar
El ave final es el mar. La tristeza
trabaja en su fondo, recoge
parte por parte la herrumbre del tesoro,
jóvenes hollejos, citas, puñaladas,
niños traviesos, generales,
amantes sin labios ya para besarse,
techumbres, palomas, salones
traídos de Francia, olas de cristal
quebradas por un grito de espanto, piedras
forradas en hombres, la víctima
con el rostro del victimario,
el desayuno de hierro y el pez
que no perdona.
El ave final es el mar.
Aquél. Y este que me dice:
-También yo
soy fénix. El trabajo de mi ceniza
es la tibieza de tus manos.
Katherine Alanis (1975)
Carta a los televidentes
A
Es terrible hacerle caso a Less Murray
y contar lo que tu escuela le hizo al mundo,
dejar que esas cosas estallen contra los cercos
claveteados. Es terrible no porque no queramos
desnudarnos ya que es difícil
sentirse cómodo flotando nuevamente
en el bajo vientre. Sino porque sabemos
que el mundo y sus oídos no es un garage, ni
menos una caverna.
Ahora nuestras piezas con sus paredes pegadas a
nuestra piel, no se diferencian mucho de la caja
negra de cualquier teatro, y dan ganas
de arropar las ventanas y cubrir lo que de afuera
nos avergonzaría.
El bien común no existirá nunca
y a nuestro modo tropezaremos.
E
La boda de unos primos
la familia reunida
los brillantes colores sobre nuestros cuerpos.
Horas antes alguien lloraba sobre mi hombro
porque no quería ir sola al baile
y su llanto era el de una cenicienta
y yo entro en esta historia como una especie de hada
con calabaza, no hay relojes, sólo la imposibilidad
bailará con nosotros.
Él intentará acompañarla
vestirá forzosamente un traje
su mujer imagina los labios brillar por la gelatina de
las luces, pero sus ojos no están en parte alguna.
Cada segundo empuja a alguien en el mundo
hacia algo que no puede soportar.
Sobre una mesa los restos de pan
intentando sujetarme.
En el baile mirarán las otras mesas
tirando el mantel para sí mismos.
Gustavo Barrera Calderón (1975)
Palabras al cierre
Los nervios marcan las aristas
transmiten la evidencia
y se extienden en forma de abanico
El impulso nervioso es recibido
«hasta la vista, baby»
El curador de arte recomienda vida social
No es posible vender una obra de Marcel Duchamp
si Marcel Duchamp no tiene nombre ni presencia
El curador se llama Enrique se llama Hugo se llama Dios
El curador tiene un nombre que lo identifica y relaciona con los demás
En el periódico, el curador entrevista
y el artista dice arte
En el cocktail, el artista dice arte
y el curador ríe a carcajadas
¡Más vino para el artista!
La camarera llamada Alicia ofrece una copa de vino blanco
¿Más vino para el artista?
El camarero llamado Adorno ofrece una copa de vino tinto
¿Más vino para el artista?
Preparativos
Durante la grabación los extras hombres y mujeres se ocultan
el director da las indicaciones con un megáfono
Se inicia el movimiento
hombres y mujeres recorren en diferentes itinerarios un espacio
abierto
vuelven al lugar de origen
ingresan y luego regresan
se oye un ruido
un grito de horror
(líneas equivocadas)
Sus pasos dibujaban líneas equivocadas.
Karen Devia (1975)
Debiste haberme publicitado más, corazón
mis pestañas merecían otra cosa
un poemanuncio, por ejemplo,
a lo Lira
o un inserto en El Mercurio
el de distribución nacional por supuesto
alguna cosa de esas, corazón.
Debiste haber hecho, por último,
una rifa en Plaza Echaurren
Si hubiera sabido que no ibas a cobrar nada
que me ibas a tirar como regalito pascuero
hubiera escogido otro representante
uno que me hubiera amado
al menos
y llovió
sospecha el cuervo
de su potencial presa
tanto como las ideas
sospechan de la buena suerte
una vez deformadas las alas
un par de horas caen sobre el arpegio
corre la presa sobre la arcilla
frente a mil caras
con mil risas
mil ojos
mil cejas
mil dientes
y una que otra náusea
le dijeron que ese día
lloverías
y llovió
(De Escritos de Culpa)
Lila Díaz (1975)
Primera jauría
Insidiosa intensidad del cuerpo
una rosa la miel los vientos
jaurías furiosas
la presa y el cazador a la deriva
jugueteando en el ojo
en el arma que es cuerpo - cuchillo.
El vicio el que se escribe
salpica tu corona esa espina
besan tus labios
somnolientos traidores
No maldigas el canto del cielo
ruge envaina esa espada
en el botón de rosa
que ahuyenta la noche.
Segunda jauría
Una mal nacida
no es la frente o el árbol
son jaurías avanzando desde adentro
hacia adentro
Mal de ojo es el brillo
en la mira del arquero
Hemos
Lo nuevo en raíz,
con agua turbia o cierta,
abraza los lentes que nos separan.
Aquellos lápices ebrios
escriben mal el género de éste, su varón,
en un mundo de peajes
donde el antihéroe no puede entrar a vestirse.
Hemos dicen
y tapan la cara esas antiguas con sangre muerta.
Al menos son valientes las lunas
que van contra la pared
hacia el lado de la mano alzheimer
que mete su llave en el espejo
y adivina la edad de la edad.
Pero sucede I
Pero sucede que no hay niños por las calles
Pero sucede que los niños desaparecieron
bajo la lluvia que cae en Budapest.
Pero esta ciudad no se llama Budapest
porque no hay forma de salvarse en Budapest.
Porque no hay forma de amar en Budapest.
porque hay niños que mueren y no hay nadie
y hay mujeres que mueren y no hay nadie.
Hace tiempo que no hay nadie en Budapest.
Y los perros ocuparon el lugar de los niños
en esta ciudad que no es Budapest.
La mesa
La mesa está esperando la comida.
No vienen los eternos comensales.
Se está quedando sola y aburrida
mirando los oscuros ventanales.
Hay una sopa triste que se enfría.
No hay rastro de la abuela ni señales
del padre o de la madre o de la tía.
Del hijo no se sabe. ¡Desleales!
Se fueron quizá dónde. Así es la vida.
La mesa mira sillas irreales.
Se está quedando sola y aburrida
mirando los oscuros ventanales.
Poema frente al día
Tengo un poema gris en la garganta,
seco papel que estorba
el acto de tragar un mundo amable
y aunque cito a Valente
no me llega su luz.
Es fantasma guardián de fantasmas.
Tiene peso de réquiem
por la mujer
que hacía
un telón para un cuerpo perdido.
Imposible ser vista, ser oída, ser libre
cuando el muerto y su miel continúan zumbando.
Y no importa que enfile
nuevos verbos, trajines de letras...
Un puñado de versos no apaciguan el día.
Retrato
(momentos antes del flash)
Estoy nerviosa,
puede ser impreciso el ángulo, el enfoque.
¿Acentúan las luces mis defectos?
Y puede ser que yo
-que me figuro llena de preguntas-
hoy sea capturada
con una inclinación hacia el vacío.
Prefiero que mi rostro no delate
absurdas vocaciones.
Hay que borrar la estela que persiste,
que deja la nostalgia en las orillas.
Pero, si no soy yo, mejor, no me retrates.
Los ojos que me aman
han de verme.
Advertencia
No se debe traspasar el sueño con el rayo de la espada
ni tampoco someter a juicio la poesía de los camaradas
Remover los dormideros con asuntos inoportunos
como es la crítica
es encender la luz del velador y volver inefable el sueño.
Déjese en paz musitar los febriles delirios
No sea que el amanecer sorprenda al demonio partiendo nueces.
Un rostro es un rostro en París
Campos Elíseos, Parque Luxemburgo
Sagrado Corazón
un rostro que espera es el tuyo y el mío
entre amapolas de todos colores
rostro que añoras
rostro de culpa y madre
rostro de gente en el metro
silentes y abstraídos
el rostro que enfrentan y niegan
rostro del padre muerto
el del esposo, la hija
que cruzan el parque, entre follaje y estatuas griegas.
Un rostro es el rostro
del hambre y del miedo
el retrato de la niñita que está por nacer
su estatua futura en el lápiz de un artista callejero.
El rostro es la foto que sacas en medio del tumulto,
entre tus cosas
escarbas
el tesoro como botín de guerra
y lloras.
Viaje de Laertes
Mi equipaje ya está a bordo.
Adiós, hermana mía.
Cuando los vientos sean favorables
y el barco seguro,
escríbeme.
Y si en mi ausencia tienen lugar
los tiempos difíciles,
guarda estas palabras en el fondo de tu pecho:
Hermana,
ofrece tus cicatrices al viento
recuerda los espasmos del océano
respeta el tronco del árbol caído
(duerme, la noche siempre llegará a la misma hora).
Si es necesario que regrese
será para traer un gesto de neblina
entre los ojos.
Será para relatarte
el pasado del mar.
Y entonces
volverás a encontrar
el lugar de tu ventana.
Volverás a ser
el reflejo de una lágrima
entre las olas
de la tormenta.
Nahual
Cierro los ojos y veo dentro de mí los ojos del animal
Soy un poeta nocturno
En mis ojos fosforece una visión
Rondo el fuego
Los grillos no adivinan mi errar entre las piedras
Rondo al hombre y lo desconozco
porque toda transformación impone un segundo de ceguera
Desconozco al hombre y a sus cantos
Mas veo en el humo ascender una a una sus plegarias
Voces que se alzan entre los planetas
Voces que dejan caer su sangre sobre los incendios
Yo acuno mi canto entre mis garras de animal
Mi canto atado como la piel a su destierro
Mi canto terrestre
siempre muere
frente a un muro atropellado por el día.
Muelle de Tomé
Hacia dónde, dónde la cabeza de pez que lleva
sobre los hombros y bajo la lluvia el más ciego de los hombres
viejo cuerpo de cera que se arrastra impiadoso de sí
Hacia dónde los miembros que se desgajan como un racimo de pasas
Hacia dónde el hambre y el polvo
y para qué.
Esa mujer no lee poesía
¡Ah!
que tus dagas de papel cortan mis manos
contaminan mi sangre
y excitan envidioso el verso.
Maiakovski
algún día el roneo de mis libros
gastará tu nube arrebatada al hombre,
sanguinarias calas negras
esperarán fuera de tu nicho
y definitivamente la mujer del teléfono
lamerá mis labios,
desnuda hojeará algún poeta ruso
sin leerlo
porque ella no sabe de poemas,
ni siquiera sabe que hay poetas rusos.
Los claveles no huelen a cementerio
No sé cuál será el día al borde de los huesos
continuados uno a uno atrozmente
como anaqueles invisibles, algunos recuerdos
se descuelgan atacando florestas, mansedumbre
que asusta al amanecer.
Los claveles no huelen a cementerio. El abedul
llora imitando a un sauce, es que al fondo de la tumba
hay un charco de agua. Pero no te preocupes, vidita,
que son los cementerios los que huelen a claveles.
Que mi nombre no se haya dicho nunca
Reconstruir mi anonimato
no haber dejado costras
o trozos de mi líquido
guardados en alguna cama
Ni palabritas mías escritas en los cuadernos de nadie
No haber provocado ninguna sonrisa
Que no se me haya tenido ninguna ropa
ni conocido algún nivel de amor
Desaparecer así
como si no me hubiese nacido
Sácame a dar una vuelta
Sácame a dar una vuelta
una vuelta larga
de ésas que no se sabe bien cuándo se vuelve
de las de atardecer
que no me signifique doblar en ninguna esquina
que tenga siempre que ir caminando en una
interminable rotonda
inútil
Sácame a dar una vuelta donde mis pasos no vayan a ningún lado
donde no aproveche de comprar algo
donde no me encuentre con nadie
Sácame a dar una vuelta
un ratito
un ratito que demos vueltas
alrededor de este cuerpo
vacío
Soy
el fantasma que dejaste
en el Terminal de buses
camino al desierto.
Tus pensamientos fueron quedándose en la copa de los árboles
anidando como pájaros rabiosos,
vi a través de tus ojos un futuro que no me pertenece.
Hincada sobre mis recuerdos, viajo a visitarte.
Hay días en que puedo verte sentado sobre una copa vacía.
El moho se asentó en la espera
Te fuiste sin zapatos
(la abuela dijo que era mala suerte)
La herencia fue un agujero en el pecho
Los habitantes del fuego
I
El fuego y su espejo lleno de vértigos.
Sus tigres y ciudades
sus dagas y edificios.
Una multitud de rostros
pasea sus ojos afilados frente a las sombras.
El fuego está lleno de habitantes.
Ríen a la mitad de su destructora pureza
hambrientos de oxígeno y materia.
Llenan de visiones
a los asombrados hijos del barro.
Buscamos su peligroso amor y su limpio veneno
nos emborrachamos con la danza de sus músculos
azules y amarillos.
Pero no sabemos nada de los habitantes del fuego.
De Aeropuerto
(fragmentos)
en el cruce de caminos habita el vacío
hacia el que no caemos sino peor
somos transportados automáticamente a un punto inexplorado.
imagino que tienes la capacidad de abducirme hacia diferentes películas
que me raptan sin intención alguna sin siquiera conocerme
esta dimensión que me invento se cruza a veces con la tuya
como aviones que pasan de un lado a otro formando asteriscos
mientras somos el ojo que puede ver cualquier cosa menos a sí mismo
y enfrentamos con estoicismo el dolor que produce
ser órganos que se miran
el interior de cuerpos que se alejan
(...)
el problema de fondo decías es que tú eras europea
y yo un indio que había muerto poco después de a492
yo decía que tú eras una puta y yo un imbécil
pero siempre hallabas la forma de mover un dedo
y hacer que todos los aviones que se acercaban dieran giros en el aire
antes de aterrizar en forma perfecta
a eso le llamabas poesía y me tragué esa palabra como un hueso
que había sido hecho para completar mi garganta
Lechuza
i
En los recodos donde se contrae el tiempo su hueco arriba
de las vigas del invernadero en silencio cuando las hojas oscurecen
el techo transparente del tragaluz a la vida vuelve, de su maleficio.
El entrecejo circular se eriza ante todo cuanto se aproxime
el grano derribado y minucioso, aquel frenesí recolector.
Los dados ya están echados para los desprevenidos.
Sólo a ellos se les ha dado la certeza de una muerte sin anuncio
mientras recogen lo necesario para la sobrevivencia
vendrá la garra del aire o de la tierra
en el descanso o en la intensidad
cuando la vigilia amaina adentro
en su ceguera.
ii
Otras cosas vendrán tras de ti amotinado
la mañana de la recolección ocurrirá lo que esperas
el vuelo de la lechuza vigilante de tus silbidos.
Permanece de pie querido amigo
allí en el efímero barro, te aseguro
el agua devolverá a los muertos
tu y yo les daremos sepultura.
UNA POÉTICA DEL MERODEO, pensé
como si lo mejor de nuestra película ocurriera durante los
comerciales
Pedro Villarroel tocando el acordeón a las dos de la mañana
cuando no somos dos precisamente-
Así pues, todo animal busca en su guarida
lo que una charla de bufidos en tu corazón.
Lárgate si lo deseas, pero no olvides llevar la piedra de la mentira
como quien dice jamás veré porno infantil o un snuff
y al fin se anima, confiando que más tarde alargará el
cubrecama
hacia la izquierda, hacia el mar medicinal de lo incomunicable
Pedro nos habla sobre ser un río y yo no vi nada al interior de su
tango
aún no estaba borracho tal vez
aún no estabas tú.
Schibboleth
-por eso pude hablar
de las palomas
Si la boca habla y no este poema
si habla tu boca siempre desnuda
tal un coigüe inmenso en la hoja que cae
todo tu cuerpo está en tu boca.
si entonces tú me hablas
yo escucho el mar detrás de tus palabras
y un silencio me recuerda
como el mar se lleva una hoja seca
o tu boca, este poema.
El loro del muladar
Este loro
no se posa en tu hombro y no canta.
Se queda al borde del alféizar
observando el muladar.
Los restos terribles y comunes
de la bestia que comienza soñando
y termina con angustia.
El pobre que sueña demasiado
para tenerlo todo.
El jodido cernícalo que traga el cebo
y es caza.
Este loro alazán
si ha de calcar el modo áspero e hilar
duro al borde del alféizar
morderá el pistacho, volcará
e agua de su alberca,
aporreará contra los aparejos
afines a su ejercicio.
Puesto que su chillido ha de ser reparo y no adorno.
Unta este pan duro
en tu vino de ordinario y róelo
figurándome otra friturita u snack.
O babéalo con lo que sea,
concíbelo tragable
sintiendo el buqué
vencido de sal y fuego
con que aderecé esta rebanada.
O ráyalo sobre tu carne.
Los ojos de la noche
Este es el monstruo con el que soñaron las niñas
la habitación del silencio, los dientes del cangrejo
la rabia cuando orinábamos desnudas sobre la loza blanca
tras el suave parpadeo de los que nunca nos vieron.
Estuvimos aquí, las lombrices aparecían bajo tierra
y la jaula era ausencia en el fondo del jardín.
Estuvimos ahí por los rincones de la casa
tras los muebles, bajo los árboles.
Comimos la misma miel que los pájaros,
en conversación agitado por el viento
con las madres que piaban por sus hijos.
Nosotras, elegidas por una mano mayor
para cargar con los ojos de la noche
los huevos rotos de los pájaros.
Ritual
Los dedales negros nos tocaban
como acupuntura los pechos.
Con la leche derramada
nos lavamos la cara todas las mañanas.
Soñamos con nieve de flores en el desierto.
5
En el parque de los autores
jugamos con el poema específico
ese especimen de la lengua
que oscila entre nuevos disfraces
como torta azucarada de cumpleaños sin visita
Las serpientes son hilos de plata
que la amarran mientras cae Golpe
Nos divertimos con odio en las máquinas que escriben papel
Buscamos espejos para horrorizarnos
y están escritos
No queremos permanencia
9
La última estación
La fría casa de las musas muertas
para este infierno sólo tenemos velas
No es necesario el ornamento para el arte alado
Las calles anémonas sedientas de su bilis tierna
nos exige resistir las páginas en blanco
por imágenes móviles que gimen de alegría
de hermanos dióscuros amantes
La censura institucional no el fin para nuestro viaje
8
Aquella noche fue la última noche.
Se quitó la ropa y permaneció de pie.
Las luciérnagas se le trepaban, el tiempo las atraía.
Temblando lo abracé y besé su mejilla.
Ya no me veía.
Su torso era de agua, agua que bailaba, bailaba,
bailaba.
Profundo y cristalino se fue entre las tablas del piso.
Por la ventana un cielo púrpura se reía de mí.
día 12
lleva sangrando doce
días completos hervidos
sienta la mano en la mesa
callada
mira derrumbarse estirpes
colgadas en células mira
resbala su vez en la entre
pierna las lepras
yo tuve balbucea yo tu
ve tantas ganas de ser
otra carencia erguida otra
mancha el piso ríe
todo por algo mancha tirita
articula voces de susto
las murallas son bellas rocas
restriega el rostro
en el ladrillo di
yo tuve la faz
tan clara di
ahora enjuta saliva ordena
partes tan claras yo
creo estas
manos antes
frescas son
asesinas al
cuerpo no
hay más
que
Cansada ya de palabras, me recuesto a pensar en los últimos
acontecimientos.
¿Soy bella?
¿Se acordará de mí?
Y luego les gritaría a ellos, al amo, a los que saben:
nunca más dejaré que me encadenen al amor.
Ni que me tengan comiendo de la mano,
en esta ciudad de noche,
ni en ninguna otra ciudad.
los prematuros
fueron sólo hernias que brotaron de mi madre
nada más que piedras
otras piedras que arrojar al mar
la pobre ponedora quiso llorar por sus minerales sin alma
pero quién llora piedras?
mi hermano antes de la ceniza
mi madre antes de la rosa nupcial
y ahora mutiladas muñecas niños al mar como carroñas
océanos de charqui
soldaditos de plomo quemado en usinas
sólo jugaban al amor y les trabó la muralla
cavaron su propia tumba
y ahora mis madres idas son lloronas
buscan su cerdito entre los cirros
este Domingo de Ramos llevaré una rosa a su animita
mi padre en la parrilla eléctrica
mi niño hasta el fondo del raspaje
y ahora qué?
UN CHALEQUITO AGUJEREADO DONDE IBA EL NOMBRE
UN N.N. EN LISTA DE ESPERA DE LOS APARECIDOS
PURITA EN LECHA PARA SUS CRÍOS
La realidad tirana de Chile
es saber que uno es parte de una estadística terrible
que fuimos menores confiscados
y que hoy
no tenemos extremidades ni para soñar
postrados en un trozo de subsuelo
universalizados en un aprendizaje acre y brutal.
(De La patria asignada)
La mujer y su egoísmo II
Amor:
encontré trabajo
Vamos a poder multiplicar el pan y el pescado
a la olla no le sonarán más las tripas
pero no entiendo tu cara larga
deberías sonreír y abrazarme
no vas a venir con machismos
a esta altura del milenio
por otra parte
podré dejar estas chancletas
por un taquito alto.
Versículo V
Si tuviera la pastilla del día después
te juro poeta:
que no tengo a este niño
porque un ángel mal intencionado
ha vulnerado
mis derechos de hembra.
Versículo VIII
No sé que hacer con este niño
se me arranca por tres días
y le ha dado por leer en los templos
y escupir en los ojos de los ciegos
y moverle las patitas a los enfermos
no quiero ni pensar
que se me escape cuarenta días al desierto.
Te doy mis palabras
Te doy mis palabras
para que las lleves, amor, en este día.
Yo me llevo tu presencia en esta mañana,
el metal moreno de tu piel desnuda.
Te doy mis palabras
naves pequeñas de tus muslos y caderas,
como quien da un recuerdo, una fotografía tal vez.
Yo beso por tus senos a la madrugada
y por tu ombligo escucho el mar,
escribo en tu cuello
como si este fuese arena de una playa.
Por eso es que te doy mis palabras,
para que las afines y suenen a guitarra,
para que se arqueen como tus caderas,
para que sean el espejo de tu bolso y te veas en ellas.
Yo me llevo tu mirada
y la hago profunda mientras la recuerdo.
Amarro en tu pelo mi alegría.
Llévate tú mis palabras,
guárdales en ti que a mi se me escapan
y entrégamelas en otra madrugada, otro amanecer
venidas de tu lengua,
más limpias y más tiernas,
más puras y más bellas.
Te doy mis palabras
para que las lleves, amor, en este día.
Swing
Dua, dua, dua
Ella Fitzgerald
los ojitos de sueño americano
sacudiéndose
en el Savoy
Dua, dua, dua
Gladys González
los ojitos de heroína
sacudiéndose
en la Habana Club
oculta los colores del fracaso
en el mismo swing oscuro
Escenario
la película da vueltas
una y otra vez
en una habitación
en la que se prenden
y apagan las luces
una y otra vez
en un perfecto nocturno
Maleza
busco un lugar
dónde morir,
como un elefante ciego
perdido entre la maleza
que arrastra tras los años,
como los lentos suicidios
de una pieza de música
La perfección del amor
Comienza con su aliento en mi oreja
termina con mi oreja en su pecho
Mientras el corazón desacelera
a las cinco cuarenta de la mañana
en un día nuevo
anónimo
y otra vez
virginal.
La perfección del amor dura lo que el coito.
Precoz
cuando me masturbo
abro la boca
como queriendo decir algo.
Una palabra
atragantada como una espina
que intento expulsar
desde que tengo memoria
de mi clítoris
de mis manos.
Desde el fondo de la magnífica tragedia
Los alfileres son asuntos fuera de las palabras
asuntos cotidianos como el llanto y la ceniza
la belleza suele espantar
y qué
el sol puede salir por cualquier agujero después de una borrachera
y la simplicidad puede ser un beso de nueve aristas
es así se dice que el tiempo siempre tiene las respuestas que esas sean
para los otros, para los que prefieren esperar
me bebo y me derramo
en la otra arista en el otro juego
seremos los fieles
las habitaciones son algo fuera de la noche y porqué no
también fuera de los días
la paciencia no me alcanza
siento un gran gusto por quienes no temen
por los que saben el secreto
el despropósito es el centro exacto de las cruces
un sentido de cíclope
la ternura abrazada a este juego demasiado oscuro
La profanación a escala real es el crimen merecido
por las mejillas del cierre
Un pretexto, la lluvia
una traición demasiado exquisita.
Víbora
Un ojo donde nadan reptiles y sus dientes definen los colores. No sólo en tu cuerpo. No sólo en esta oscuridad que define en silencio. Solamente en el sonido madre. Ahí sólo soy carnicería.
Muda canción de serpiente
I
Nueve meses las albergo
y tres son los que demoro
en sacarles el ritmo,
en cortarlas
de mis piernas.
En salírseme serpientes
con mis tripas atadas a los ojos.
Tanta sangre, y grito
para que salgan a arrastrar su cuerpo blanco.
Frías mis serpientes
enrolladas adentro de mi cuerpo.
Silencio en que me crecen
y en que crezco.
II
Sangre resbalada gime
muda canción de serpiente.
(García Lorca)
Me enrollo en mis pieles
me abrazo la cola
en los rincones.
Me trago mi lengua.
De todos los venenos
arde el vientre.
Canción de la primera carta de amor
Cada letra de un color distinto,
todos los colores para que te enamoraras de mí
Fuckin Jeimy, the badgirl!
Fuckin Jeimy, la arrugaste tanto!
A mí me costó llegar a ru jardín,
tirarla y arrancar colorado.
Al final mi mamá la encuentra cochina,
palabras feas, rayas con lápiz pasta en el corazón.
Tu carita es más linda que toda la Villa Brasil,
pero tu alma es peluda,
Jeimy raya como un monstruo mi carta
a ella ya le dijeron que soy perdedor.
Puse tanto amor en ese papel!
todo el amor que un niñito puede dar
Fuckin Jeimy, the badgirl!
Fuckin Jeimy, la arrugaste tanto!
Papel de antecedentes
Que me envidie la tragedia
toda los antecedentes mal intencionados
mi historia de amor
la forma en que beso a un chico debajo del agua
la manera crisálida de hacernos cariño
la rabia y el desencanto de los cuerpos
de estos cuerpos
el tuyo alejado radicalmente de mis ganas
y el mió absolutamente distante por la pena infinita
Que le cuente al oído sobre la poeta mas discriminada de este país
que le cuente porque no pongo acentos
porque es esta histeria desesperada cuando le escribo
la inscripción en la espalda,
toda mi vida / su vida
el destierro
mi silencio / mi delito
y de nuevo esos cuerpos
Una boca lastimera llorando la noche entera
como le pesa la rabia la rabia la rabia
se le pega / me mira
y se vuelva insignificante distante pasajera
envídieme la derrota / las malas cosas
la biografía imperfecta / el talento enfermo de tener que esconderme en la ilegalidad
envídieme enterito / así resplandeciente
cuando me ve vestido de terciopelo
encima de la chica mas moderna de los Juzgados del Crimen
La jornada (no hay primera sin segunda)
Estamos envejeciendo con la casa
cada pieza a que se entra puede reconocerse
por el olor de su alojado
La mesa tiene otros comensales
traen maletas llenas de -llueve porque ellos quieren lluvia,
llevan la rienda suelta y no se caen de los caballos que inventaron:
esta casa no estaba aquí anoche.-
Mi padre nunca fue dueño de nada
y el agua que ponía en la maleta
la sacaba de un lago
que no aparece ya en el mapa.
Danza
Esto
es la ballena y bufa hacia arriba.
Una vez correteada no la caza nadie.
La temporada va desde enero al quince de abril.
El huinche acarrea una jaiba donde se la engancha.
Da un gran colazo cuando los jaibiadores viran el huinche.
Consiste en diez ballenas el turno.
Los cocinadores trabajan en la misma playa.
Donde se ve agua es una pampa llena de restos de ballena.
La ola es un cerro enorme que llega al camino
y desploma a quienes cargan quintales de harina
como si fueran aire.
16 trabajos ideales
recoger desperdicios en las playas
leerle poemas a las gaviotas
abrazar perros
dar vuelo a los columpios
contar chismes en los dormitorios
ver programas fomes
cantar pésimo cantos mongoles
esconder remedios tras los cojines
combatir fantasmas en los sótanos
llenar de garabatos las contratapas de los libros
postear a idiotas que nunca serán leídos
hacer amigos imaginarios en los bares
teñirse el pelo de colores inverosímiles
convidar a fiestas funerarias
contar chistes a las afueras de un hospicio
interpretar a las guaguas y a los gatos.
Pecado comunal
Del trazo ajeno de mi mano
te escribo, San Bernardo.
Jamás probé las amargas calles
De tu pasado fértil
..... .. .. .. .. .. ... . (Eras ciudad apartada,
..... .. .. .. .. .. ... . Gritabas el silencio urbano)
Ni he contado las hojas
De los árboles agonizantes
En la ventana torcida.
No bailé los días
De Maestranza
Al ritmo metalizado de sus máquinas.
Hubiera querido dormir en tus llanos
Apartados del Paraíso Terrenal,
Pero las golondrinas y las moscas
Una y otra vez
Desviaban mi sueño.
San Bernardo, nada hice
Digno de agradecer
Pero lloró contigo
Todas las horas de tu eterna noche.
Discurso III
El jardín se llenó de malezas y demonios. Pena un muerto entre las hebras transparentes de las arañas, sobre el pasto largo brotan hongos adormecidos por el canto de los demonios, las hojas se pudren bajo los gorriones. Entonces observo el jardín volverse terror de moscas. Hay un olor a galletas que rompe el ambiente, un ladrido de perros que rompe el ambiente. Un fantasma tras la ventana. Miedo, miedo es la hiedra temblando por los pilares. Miedo es el jardín reverberando demonios. Miedo es el otoño gritando.
Los ojos de la ciudad
Es necesario cerrar los ojos y tapar los oídos
para que la verdadera noche se presente
y el llanto de las velas sea revelado.
Es necesario freír nuestro cerebro
para que el fruto se muestre
como racimos o caníbales
hambrientos de lo cotidiano.
A la manera del mundo
a la manera de los otros
vagamos entre vivos, mientras los muertos
nacen de los ojos de la ciudad.
Progrería
De una esquina a otra
pasan 10 años
No guardes recuerdos
de las baldosas
ni de los coqueteos pusilánimes
de los ángeles
Otro paso más, un temblor de muerte
se aproxima
el beso de la carne se evapora
hundiendo sus raíces.
Y las aves transcurren
de una esquina a otra
presintiendo el temporal.
Otra carta
alguien los vio volver.
perdidos, sin madres.
atraviesan bosques negros y calcinados.
las brujas les piden las manos
y a cambio leen cartas que soplan la ceniza.
dicen que ríen con las cosas que nos aguardan:
la lengua azul de la muralla, horas de rencor de luna,
humo de panadería, autos saqueados,
esa pequeña nada de todos los días.
alguien abre una ventana y ventila un cuarto oscuro
de sucias letras cotidianas con olor a pan,
las amarra con los cables del sueño
y pregunta al cuarto iluminado
«¿qué era, después de todo, seguir y vivir?»
El cuarto iluminado responde
con hijos que mueren de hambre
con horas que duermen por muchos años en el lodo y la sangre
y al final siempre despiertan,
ojos que anochecen en vasos de ron sin nombre,
caminos blancos y billetes arrugados que nos separan.
Alguien los vio volver,
miran sobrevivir
los espejismos de la ciudad en las quebradas.
otra tarde, otra mañana,
un día como millones de días
se toman por aciertos los errores
y los errores en el papel
son palabras nuevas.
VI
Ahí estás,
como un organillero entre la niebla de la tarde
de un domingo desierto
solo con tu música
recorriendo las calles
donde ya no quedan niños
solo con tu música
de carrusel abandonado
recibiendo a los sueños que llegan
a visitarte
mientras avanzas solitario
hacia ningún lado.
VII
Todo lo que te rodea
está dentro de ti;
todo es un juego,
una ilusión, un truco:
la soledad es tu cuna
y tu epitafio
irremediablemente.
In púribus
A Felipe Fuentes
deberías esperar la muerte del sosiego
en la extremidad de los tiempos
transformar sentimiento en niebla
y corromper la consanguinidad
del recuerdo llamado vacío
esperar la legada de la biografía
que destina los cuerpos
los hombres en cuestión
transmitirla en lava y del hielo
que lo prosigue
es sólo mudez de la década
que los une
conexión confusa
y difuso el rigor
que aparenta ser un poco más
la materia
deberías proclamar
el silencio
que los aleja
más allá del fondo
la intimidad secreta de sus palabras
mutadas en metafísica labial
y su germen
su cultivo
que aguanta
el desperdicio de lo suyo
reflujo del espejo mediático
que proclama las recomendaciones del mañana
en una misma cara -cuerpo y piel-
retazo irracional en donde se ratifica
la simulación la luz
en la frente marina que subyace
al horizonte
extendido
en la plenitud de la memoria
deberías entender que el deseo
es persistir ante la fuga
salida abrupta
y cenizas sobre cenizas
Visión
Parados en la cima del cerro,
les dije a mis amigos:
este es un verdadero bosque,
esta si que es tierra firme,
aquí hay que tirar semillas
y echar raíz.
Aquí todo crece
pero para adentro.
I
La distancia conservada
Entre un riel y otro,
Estacada
Por vigilantes impertérritos
Es suficiente para contar
Una historia
De tiempos aquellos
Cuando el tres era
Un paisaje de todo Chile.
La distancia conservada
Entre un riel y otro
Se ha perdido
A lo más nos queda
Una que otra
Estación museo
Y un sin número
De pueblos
Descarrilados
En las distancias de este desierto chileno.
Sobre los autores
Katherine Alanis Morán nació en Valparaíso, en 1975. Ha publicado Peces en la tele (2010) y aparece en las recopilación Cadáver en mano (2006) y en las revistas Lanzallamas y Poesía en La Piedra Nº2 (2010) entre otras. Obtuvo, en 2008, la Beca de Creación Literaria del Consejo Nacional del Libro y la Lectura.
Andrés Anwandter nació en Valdivia, en 1974. Psicólogo, ha publicado El árbol del lenguaje en otoño (1996), Especies intencionales (2001) y Square Poems (2002). Aparece, entre varias recopilaciones, en las antologías , Antología de la poesía joven chilena, de Francisco Véjar (1999) y Cantares, de Raúl Zurita (2004).
Gustavo Barrera Calderón nació en Santiago, en 1975. Licenciado en arquitectura ha publicado Exquisite (2001), Adornos en el espacio vacío (2002), Primer orificio, Papeles murales y tapices, Dinero, muerte y un rostro sin cejas y Creatur (2009). Fue becario de la Fundación Pablo Neruda, en 1996. El año 2002 obtuvo el Premio Revista de Libros de El Mercurio y la Beca de Creación Literaria del Consejo Nacional del Libro y la Lectura. Aparece en las antologías Poesía chilena para el Siglo XXI, de Mario Andrés Salazar, Floridor Pérez y Thomas Harris (1996) y Cantares, de Raúl Zurita (2004)
Óscar Barrientos Bradasic nació en Punta Arenas, en 1974. En poesía ha publicado Espada y taberna (1988), Mi ropero es un mar sombrío (1990) y Égloga de los cántaros sucios (2004) y, en narrativa, La ira y la abundancia (1998), El Diccionario de las Veletas y otros relatos portuarios (2003), Remoto navío con forma de ciudad (2007) y El viento es un país que se fue (2009). Profesor de Castellano y magíster en Filología, tiene también un doctorado por la Universidad de Salamanca y ha obtenido, entre varios, el Premio María Cristina Ursic de Poesía (1988), Premio Fernando Santiván (1998), Galardón de Poesía de a Inmigración Croata en Magallanes (1990) y la Beca de Creación del Fondo del Libro y la Lectura (2001).
Garpar Bert (Felipe Hernández) nació en Valparaíso, en 1973. Estudió Publicidad y ha residido en Estados Unidos, Marruecos y España. Ha publicado Reflejos del aire (1995), La espada de la razón (1998), Návatar (2001) y Bajo el sol de las cosas (2007). Aparece en la recopilación El mapa no es el territorio, de Ismael Gavilán (2007). Obtuvo el XXXI Premio Ciudad de Alcalá (2000).
Camilo Brodsky Bertoni nació en Santiago el 17 de mayo de 1974. Profesor de Estética, ha publicado Las puntas de las cosas (2006), El lugar de la memoria y Whitechapel (2009). Destacado crítico de varios medios capitalinos, obtuvo la Beca de Creación Literaria del Fondo Nacional del Libro y la Lectura (2005) y el Premio a las Mejor Obra Literaria, categoría inédita, del Consejo Nacional del Libro (2010). Dirige Ediciones Das Kapital.
Alberto Cecereu (Felipe Alberto Fuentes Cecereu) nació en Valparaíso, en 1986. Es profesor de Historia por la Universidad Católica de esa ciudad. Ha publicado Noticias de la Inmanencia (2005). Aparece en la antología El mapa no es el territorio, de Ismael Gavilán (2007).
Cristián Cruz González nació en Putaendo, en 1973. Profesor, reside en San Felipe. Ha publicado Pequeño país (2000), Fervor del regreso (2002), Papeles en el claroscuro (crónicas, 2003), La Fábula y el tedio (2003, 2004), Bar/ antología poética chilena (con Ricardo Herrera, 2006) y Reducciones (2008). Entre otras aparece en las recopilaciones Clepsidra (1997), Primer Concurso de Poesía del Mundo Rural/Antología poética (2002), Poesía nueva de San Felipe y Aconcagua, de Felipe Moncada (2003), Treinta jóvenes poetas, de Rodrigo Véliz (2003), Cantares, de Raúl Zurita (2004), Bar/ Antología poética chilena, de C. Cruz y R. Herrera (2006) y El mapa no es el territorio, de Ismael Gavilán (2007). Obtuvo el 2do. lugar Premio Jorge Teillier (Lautaro, 1998), la Beca Fundación Neruda (1998), el Premio Alerce, Sociedad de Escritores de Chile (2003) y la Beca Literaria del Consejo Nacional del Libro (2003).
Karen Beatriz Devia Díaz nació en Valparaíso, en 1975. Cantante lírica, ha publicado Despojos (2003), Corazón (2009) y Escritos de culpa (2009). Aparece también en Nuevas voces de la poesía chilena (Nueva York, 2007), Antología histórica de Poesía en Balmaceda Valparaíso (2009) y Cuadernos de poesía en la Piedra Nº4, junto a América Merino, 2010. Obtuvo la Beca de Creación Literaria de Fondo Nacional del Libro y la Lectura para el año 2008.
Juan Eduardo Díaz nació en San Bernardo, el 8 de agosto de 1976. Profesor de Castellano, reside en Valparaíso y es autor de los poemarios Sombras de Valparaíso (2001), Ángeles ebrios (2002), El luto (2005), Del diario de Teresa y Sylvia (2006), El cantar de los claveles y otros poemas (2009) y Claveles (2009). Su trabajo figura en las recopilaciones Señales de Piedra, de Paula Pascual (2003), Historias de Bares/ cuento & poesía, Municipalidad de El Bosque (2004) y Demo/ Breve antología literaria porteña, de Marcela Küpfer (2007). Obtuvo el Premio Enrique Lihn en Concurso de Arte y Poesía Joven, de la Universidad de Valparaíso, (2002) entre algunos reconocimientos.
Lila Díaz Calderón nació en Santiago, el 18 de febrero de 1975. Licenciada en Diseño por la Universidad Vicente Pérez Rosales, es magíster en Edición por la Universidad Diego Portales. Ha publicado Cacería (1999) y Léxico Fuego (2001). En 1997 obtuvo la Beca de Creación Literaria de la Fundación Pablo Neruda. Figura en las antologías Poesía chilena para el Siglo XXI, de Mario Andrés Salazar, Floridor Pérez y Thomas Harris (1996) y Cantares, de Raúl Zurita (2004)
Andrés Florit Cento nació en Santiago, en 1985. Formó parte del grupo Santa Rosa 57. Ha publicado Poco me importa (2009) y Materias de libre competencia y regulación (2011), así como la plaqueta La caja oblicua (2011). Aparece en la recopilación (virtual) Santa Rosa 57.
Julio Espinoza Guerra nació en Santiago, en 1974. Profesor de Castellano y Licenciado en Educación, es lector de Tusquets Editores y reside en Madrid desde 2001. Ha publicado los trípticos Los tejados de Zinc y Cinco poemas y los poemarios Cuando la rosa aún no existía (1996), La soledad del encuentro (1999) y La metamorfosis de un animal sin paraíso (2004). Es también autor de la antología La poesía del siglo XX en Chile (Visor, 2005). Obtiene la Beca de Creación del Consejo Nacional del Libro y la Lectura (2000) y el Premio Villa de Leganés (2004). Aparece en Cantares, de Raúl Zurita (2004)
Damsi Figueroa Verdugo nació en Talcahuano, en 1976. Candidato a doctorado en Literatura por la Universidad de Concepción, en la actualidad trabaja en investigación y difusión de la lengua y literatura mapuche. Ha publicado Judith y Eleofonte (1995), Cartografía del éter (2003) y es coautora de Memoria poética / Rescritura de La Araucanía (2010). Entre otras recopilaciones, aparece en Poesía chilena para el Siglo XXI, de Mario Andrés Salazar, Floridor Pérez y Thomas Harris (1996) y Poesía ante la incertidumbre (Visor, 2011 y Ediciones Lar, 2012). Ha recibido la Beca de Creación Literaria del Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura en los años 2002 y 2008.
Claudio Marcelo Gaete Briones nació en Valdivia, en 1978. Psicólogo y master en Literatura, se doctora actualmente en Francia. Publicó El Cementerio de los Disidentes (2005) y aparece en Hipocampos, de Bruno Serrano (1998), Cantares, de Raúl Zurita (2004), El mapa no es el territorio, de Ismael Gavilán (2007) y Valparaíso en la poesía y la crónica, de Juan Cameron (2007). Obtuvo el Premio Iberoamericano de Poesía Neruda 100 años, Temuco 2004, Premio Especial Enrique Lihn del Concurso de Arte Joven de la Universidad de Valparaíso (2005) y el Premio Municipal de Santiago (2006).
Carmen García Palma nació en Santiago el 2 de marzo de 1979. Socióloga, es fundadora y directora de la Revista Plagio y reside en Nueva York. Publica La insistencia (2004) y ha obtenido las becas de la Fundación Neruda (2000), de la Fundación Mustakis (2003), de Creación Literaria del Consejo Nacional del Libro y la Lectura (2004 y 2007) y la Fulbright (2005). Figura en la antología Cantares, de Raúl Zurita (2004).
Galo Ghigliotto nació en Valdivia el 27 de junio de 1977. Editor, guionista y realizador audiovisual, ha publicado Valdivia (2006), Bonnie & Clyde (2007) y Aeropuerto (2009).
Alejandra Sofía González Celis nació en Santiago, el 23 de junio de 1976. Asistente Social, ha publicado La enfermedad del dolor (2000).
Ernesto González Barnert nació en Temuco, en 1978. Ha publicado Coartada de los dragones por el camino pequeño (2000) e Higiene (2007). Obtuvo el Premio Pablo Neruda del Concurso de Poesía Joven de la Universidad de Valparaíso (2007) y ha recibido las becas de creación literaria de la Fundación Mustakis, del Centro Cultural de España y de la Fundación Neruda, entre otros reconocimientos.
Gladys González nació en Santiago, en 1981. Ha publicado Papelitos (2002 y 2003), Poemas (junto a Diego Ramírez, 2003), Gran Avenida (2004) Aire quemado (2009) y figura en las muestras Antología de poesía de la Biblioteca Nacional de Chile (2004), Cantares, de Raúl Zurita (2004) y Conrimel (2006). Recibió las becas de la Fundación Mustakis a Jóvenes Talentos (2001 y 2002), Biblioteca Nacional (2003) y Fundación Neruda (2004).
Marcelo Guajardo Thomas nació en Santiago, en 1977. Ha publicado Teseo en Cartagena (2008), Lengua manto/ corazón de la ira (2009), Un momento preciso para el exilio (2011).
Carlos Henrickson Villarroel nació en Santiago, el 41 de mayo de 1974. Se trata de un interesante gestor cultural quien ha residido en Concepción, Valparaíso y otras ciudades del país. Entre sus publicaciones se cuentan Ardiendo (plaquette, 1991), Cosecha estival (1998), Aviso desde Lota (tríptico, 1998), En tiempos como éstos (cuentos, 2002), An old blues songbook (poesía, 2006), Despoblados (poesía, 2010) y El esplendor (cuentos, 2011). Es autos, además, de las recopilaciones Panorama de la poesía contemporánea de Valparaíso I, Revista Aérea, Buenos Aires (2004), Panorama de la poesía contemporánea de Valparaíso II, Revista Aérea (2005) y Selección de nueva poesía de la Región de Valparaíso, Trilce Nº12 , Concepción (2005).
Karen Hermosilla Tobar nació en Santiago, en 1983. Periodista, vive en Valparaíso. y ha publicado Gesto Mecánico (2009). El 2008 recibió la Beca de Creación Literaria del Consejo Nacional del Libro y la Lectura.
Héctor Hernández Montecinos nació en Santiago el 25 de noviembre de 1979. Es Licenciado en Literatura y Doctor en Filosofía con mención en Teoría del Arte. Es autor de No! (2001), Putamadre (2005), Ay de mí (2006), La poesía chilena soy yo (2007), Segunda mano (2007), A 1000 (2008), Livro universal (2008), Guión (2008), Debajo de la lengua (2009), Microcosmos (2010) entre muchas publicaciones. Ha obtenido becas del Consejo Nacional del Libro y la Lectura (2003 y 2006), del Fondo Nacional de las Artes (2004 y 2005), de la Fundación Pablo Neruda (2005) y de a Fundación Andes (2005 y 2006) y el año 2009 le fue concedido el Premio Pablo Neruda para autores menores de 40 años. Aparece en Cantares, de Raúl Zurita (2004)
Juan Paulo Huirimilla Oyarzo nació en Calbuco, en 1973. Ha publicado El ojo de vidrio (2002) y aparece en numerosas recopilaciones, entre ellas Poesía chilena para el Siglo XXI, de Mario Andrés Salazar, Floridor Pérez y Thomas Harris (1996), 20 poetas mapuche contemporáneos, de Jaime Luis Huenún (2003), Cantares, de Raúl Zurita (2004) y Los cantos ocultos/ Antología de poesía indígena latinoamericana, de Jaime Luis Huenún (2008).
Paula Ilabaca Núñez nació en Santiago, en 1979. Profesora de Castellano, ha publicado Completa (2003), La ciudad Lucía (2006) y La perla suelta (2009). Aparece en la antología Cantares, de Raúl Zurita (2004).
Pablo Maire nació en Talca, en 1975. Actualmente reside en Lima. Ha publicado Escribí estos versos de espalda (2007).
Cristóbal Malebrán nació en Copiapó, en 1984. Es egresado de Derecho y publica Sub frágil (2008).
Carolina Mayerovich nació en Ancud, en 1997. Reside en Copiapó. En 2011 edita su primer poemario, De cicatrices y otras huellas.
Roxana Miranda Rupailaf nació en Osorno, en 1982. Profesora de Castellano y Comunicación es magíster en Literatura Hispanoamericana. Ha publicado Las tentaciones de Eva (2003) y Seducción de los venenos (2008). Obtuvo la Beca de Creación del Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura en 2006 y 2008.
Felipe Moncada Mijic nació en Quellón, Isla de Chiloé, en 1973. Profesor de Física y Matemáticas, ha publicado la antología Poesía nueva de San Felipe y Aconcagua (2003) y los poemarios Irreal (2004), Carta de navegación (2006) y Río Babel (2007). Figura en El mapa no es el territorio, de Ismael Gavilán (2007).
Marietta Morales Rodríguez nació en Antofagasta el 18 de julio de 1973. Ha publicado Cartas abiertas a Serguei (2000) y obtuvo la Beca de Creación Literaria del Consejo Nacional del Libro y la Lectura en 2001. Aparece en diversas antologías, como Yo me callo, de Raúl Zurita (1997), Poetas del Desierto (2004), Poesía joven de Antofagasta (1997), Poetas Nortinos , de Luís Moreno Pozo (2004) y Microcuentos de Micro (2005). Próximamente publicará El Rudo Alacrán.
Víctor Munita Fritis nació en Copiapó el 7 de octubre de 1980. Profesor en Historia y Geografía, ha publicado Pensión completa y otros (2008), Darwin y Domeyko/ Expedición por Atacama (ensayo, 2008), La patria asignada (2010) y El libro de las revelaciones (2011).
Fernando Navarro Geisse (Cristián Geisse Navarro) nació en Vicuña, en 1976. Doctorado en Letras, ha publicado Visiones de íncubos (2003) y Los habitantes del fuego (2005). Figura en Los hijos suicidas de Gabriela Mistral, de Leonidas Lamm (2010).
Elizabeth Neira Calderón nació en Santiago, en 1973. Periodista y artista visual (perfomancer), es autora de Abyecta (2203 y 2006), El soliloquio de la reina (2004 y 2006).
Pablo Paredes nació en Santiago, en 1982. Es autor de El final de la fiesta (2005) y figura la antología Cantares, de Raúl Zurita (2004). Obtuvo el certamen Chilectra-Feria del Libro (2003)
Marcela Parra nació en Temuco, en 1981. Es licenciada en Arte por la Universidad de Playa Ancha. y actualmente sigue un doctorado en Madrid. Ha publicado Silabario, mancha (2008) y aparece en las selecciones El mapa no es el territorio, de Ismael Gavilán (2007), Anomalías, 5 poetas chilenos (2007) y Carta de Ajuste, de Juan Eduardo Díaz y Antonio Rioseco (2008).
Óscar Petrel (Óscar Burgos Belmar) nació en Puerto Montt, en 1981. Profesor y doctor en Literatura, ejerce actualmente en Valparaíso. La Universidad de Concepción le edita Las tres estaciones de un tren a juguete (2007) y aparece en la Muestra de poesía en Concepción Sub-Treinta, de Alexis Figueroa (2008). El año 2005 había obtenido el Premio Armando Rubio Huidobro.
Diego Ramírez Gajardo nació en Antofagasta, en 1982. Periodista y comunicador social, ha publicado Relamido (2002, junto a Gladys González), Corazoncito/noche (2002, junto a Gladys González), El baile de los niños (2005), Brian, el nombre de mi país en llamas (2008) y Mi delito (2009). Aparece en las antologías de cuento Tras la Puerta (2001) y Relato Virtual (Sudamericana, 2001) y en las antologías de poesía Desencanto Personal (2003), (Sic) (2004), Cantares, de Raúl Zurita (2004), Cuatro Cuartetos: I. Cuatro Poetas Recientes de Chile (Buenos Aires, 2005). y 18 poetas Latinoamericanos, de Harold Alva (Lima, 2006). Ha obtenido los premios Gabriela Mistral (1999), de Cuentos DuocUC (1999) y ha recibido las becas Mustakis a Jóvenes Talentos (2001 y 2002), de la Biblioteca Nacional (2003), de la Fundación Pablo Neruda (2004) y de Creación Literaria del Consejo del Libro y la Lectura (2003, 2005 y 2007).
Vicente Rivera Plaza nació en Copiapó, en 1986. Egresado de Filosofía publica Lucífugo (2010). Aparece en las recopilaciones Poesía 10 poetas jóvenes de Copiapó y Poetas del desierto (2007). Fue Becario de la Fundación Neruda, en Valparaíso, ciudad donde realizó sus estudios.
Rafael Rubio Barrientos nació en Santiago, en 1975. Doctor en Literatura, ha publicado Arbolando (1998), Madrugador tardío (2000) y Luz rabiosa (2008). Aparece en las recopilaciones 22 voces de la novísima poesía chilena, de Carlos Baier y Cristián Basso Benelli (1994), Poesía chilena para el Siglo XXI, de Mario Andrés Salazar (1996), Antología de la poesía chilena joven , de Francisco Véjar (1999) y Cantares, de Raúl Zurita (2004) entre otras. Obtuvo las becas de la Fundación Pablo Neruda (1994) y de los Talleres José Donoso de la Biblioteca Nacional (1998); asó como los premios FEUC (1996), Yo no me callo (1997) y Armando Rubio Huidobro -quien fuera su padre- (2001) además de otros reconocimientos.
Felipe Ruiz nació en Coronel, en 1979. Doctor en Filosofía y crítico literario, publica Cobijo (2005). Ha obtenido los premios Andrés Sabella (1999) y Armando Rubio (2003) y la Beca de la Fundación Neruda (2005). Aparece en la antología Cantares, de Raúl Zurita (2004).
Marcela Saldaño nació en Santiago el 31 de julio de 1981. Ha publicado 2001 Poesía en el Espacio, (2001), Inclinación al Deseo y al Caos (2002), Desde el fondo de la magnífica tragedia (2003) y Un ojo llamado cacería (2008). Aparece en Desencanto Personal (2004) y Anomalías: cinco poetas chilenos (Perú, 2007) y obtuvo el Premio Eduardo Anguita (2007) y las becas de la Fundación Mustakis, de Balmaceda 1215 y de Creación Literaria del Consejo Nacional del Libro y la Lectura (2010).
Leonardo Sanhueza nació en Temuco, el 28 de enero de 1974. Geólogo por la Universidad de Chile, estudió Lenguas clásicas y ha publicado Cortejo a la llovizna (1999), Tres bóvedas (Visor, 2003) y Colonos (2011), además de las crónicas Agua perra (2007) y La ley de Snel (2010) y de las recopilaciones Obra poética de Rosamel del Valle(2000) y El Bacalao: diatribas antinerudianas y tros textos (2004) y Leseras (versiones de Catulo, 2010). Obtuvo el Premio Rafael Alberti (Cádiz, 2001) y Lagar (La Serena, 2009). Reside en Santiago. Figura, entre varias antologías en la Antología de la poesía joven chilena, de Francisco Véjar (1999) y Cantares, de Raúl Zurita (2004).
Úrsula Starke Carrasco nació en San Bernardo, en 1983. Egresada de Historia del Arte de la Universidad de Chile, ha publicado Obertura (2000) y Ático (2007). Aparece en la antología Poesía del Siglo XXI, 23 nuevos poetas de la Región Metropolitana (2001). Obtuvo la Beca de la Fundación Neruda (2002) y entre sus reconocimientos se cuenta el Premio del Concurso de Literatura de la Universidad de San Bernardo (2002).
Marina Tapia Pérez nació en Valparaíso, en 1975. Reside en Madrid desde 2000. Es autora de 50 mujeres desnudas (2012). Ha obtenido los premios Arte Joven La Latina de la Comunidad de Madrid (2008), el Voces Nuevas 2007, de la editorial Torremozas, y Barbate Lee 2011, entre otros reconocimientos. Su trabajo aparece en las recopilaciones De Raíz: creaciones de mujeres del mundo (Horas y Horas, 2002), Voces Nuevas –XX Selección- (Torremozas, 2007) y en las revistas Duoda, Asparkia, Voces Literarias y Luces y Sombras, en la antología Poesía en Sidecar (Absurda Fábula y Libertad 8).50 mujeres desnudas con la editorial Amargord.
Antonia Torres Agüero nació en Valdivia, en 1975. Periodista y magíster en Literatura, ha publicado Las estaciones aéreas (1999), Orillas de tránsito (2003) e Inventario de equipaje (2006). Entre sus reconocimientos cuenta con el Premio de Poesía Joven Enrique Lihn (2000) y el Premio Luis Oyarzún (2003). Aparece en las antologías Poesía Chilena para el Siglo XXI, de Mario Andrés Salazar, Floridor Pérez y Thomas Harris (1996), Antología de la poesía joven chilena, de Francisco Véjar (1999), Poetas jóvenes chilenos (Lar, 1998), Antología de la Poesía Joven Chilena, de Francisco Véjar (1999), Panorama de la nueva poesía chilena (Bahía Blanca, 20019 y Diecinueve/ poetas chilenos de los noventa (Sáez editor, 2006).
John Uberuaga nació en Viña del Mar, en 1984. Estudió Castellano en la Universidad Católica de Valparaíso y ha publicado El árbol en llamas (2008), Forestal (2010) y Rebaño negro (2010). Aparece en la antología Carta de ajuste, antología de poetas inéditos en Valparaíso, de Antonio Rioseco y Juan Eduardo Díaz (2008).
Enrique Winter nació en Santiago, en 1982. Abogado, reside en Valparaíso y se desempeña en el la Cámara de Diputados. Es autor de Atar las naves (2003), Rascacielos (2008 y 2011) y Guía de despacho (2010). Ha obtenido el Premio Festival de Todas las Artes Víctor Jara (2003), la Beca del Consejo Nacional del Libro y la Lectura (2008) y el Premio Concurso Nacional de Poesía y Cuento Joven (2010). Aparece en las muestras Santa Rosa 57 y Winnipeg: poesía chileno española contemporánea (2011)
Alejandro Zambra Infantas nació en Santiago, en 1975. Es doctor en Literatura. Ha publicado Bahía inútil (poesía, 1998), Bonsai (novela, 2006), La vida privada de los árboles (novela, 2007), Mudanza (poesía, 2008), No leer (ensayos, 2010) y Formas de volver a casa (novela, 2011). Entre otras recopilaciones, figura en Antología de la poesía joven chilena, de Francisco Véjar (1999) y en Cantares, de Raúl Zurita (2004). El año 2010 la revista británica Granta lo seleccionó como uno de los 22 mejores escritores menores de 35 años en lengua española.
Antologías consultadas
Anomalías/ 5 poetas chilenos, Ed. Zignos, Lima, 2007
Antología de la joven poesía chilena, Francisco Véjar, Ed. Universitarias, Santiago, 1999
Antología del Segundo Encuentro de Poetas del Norte, Pentagrama editores, Antofagasta, 2005
Antología Histórica de Poesía en Balmaceda Valparaíso 2001-2009, Balmaceda 1215, Valparaíso, 2009
Antología Insurgente/ La nueva poesía Magallánica, Pavel Oyarzún y Juan Magal, Punta Arenas, 1998
Antología Poética/ Creación desde la palabra, Felipe Ugalde y Arturo Rojas, Valparaíso, 2001
Antología 21 Poetas (1998-1999)/ Universidad de Playa Ancha, de Arturo Rojas y otros, Valparaíso, 1999
Breve antología literaria porteña/Demo, Marcela Küpfer, Ed. Puertoalegre, Valparaíso, s/f
Cantares/ Nuevas voces de la poesía chilena, Selección de Raúl Zurita, Ed. LOM, Santiago, 2004
Chena/ Antología poetas contemporáneos del Maipo, Yuri Pérez, Ed. La Cáfila, Valparaíso, 2006
Desencanto personal/ reescritura de Canto General de Pablo Neruda, Javier Bello, Ed. Cuarto Propio, Santiago, 2004
El mapa no es el territorio/ Antología de la joven poesía de Valparaíso, Ismael Gavilán, Ed. Fuga, Valparaíso, 2007
El mar de los poetas, Selección y comentarios de Fesal Chaín y René Acevedo, Ed. Calíope y Kawell Kelun, Santiago, 2009
Los hijos suicidas de Gabriela Mistral/ Antología poética de jóvenes del Valle de Elqui, Leonidas Lamm, Valparaíso, 2010
Patagonia poética, II Concurso Binacional Literario de la Patagonia, Punta Arenas, 1998
Plano inclinado/ poética en un sentido amplio, Grupo Casa Azul, Valparaíso, 2010
Poemas de la Cuenca del Maipo, R. Bescos, A. Calderón y P. Olivares, San Antonio, 2000
Poesía ante la incertidumbre/ Antología de nuevos poetas en español, Visor Libros y Ed. Lar, Concepción, 2011
Poesía chilena para el Siglo XXI, Mario Andrés Salazar, Floridor Pérez y Thomas Harris, DIBAM, Santiago, 1996
Poesía en el Café/Antología poetas del Café Paskín, Patricia Monroe, Ed. Puerto Alegre, Valparaíso, 2010
Poesía nueva de San Felipe de Aconcagua, Felipe Moncada y otros, Ed. Piedra de la Locura, San Felipe, 2003
Santa Rosa 57/ muestra de poesía, Ernesto González Barnert y otros, edición virtual, s/f
Soliloquios variables, Universidad Santa María, Ed. La Cáfila, Valparaíso, 2005
Sub-Treinta/ Muestra de poesía en Concepción, selección de Alexis Figueroa, Concepción, 2008
Sur Itinerante/voces de un territorio en movimiento, Eduardo Fernández y otros, Valdivia, 2009
Treinta jóvenes poetas, Rodrígo Véliz, Universidad de Playa Ancha, Valparaíso, 2003
Valparaíso bohemio/ Antología de poetas nocturnos, José Miguel Camus y Rodrigo Gutiérrez, Ed Puerto Alegre, Valparaíso, 2007
20 poetas mapuche contemporáneos, selección de Jaime Huenún, Ed. LOM, Santiago, 2003
23 jóvenes escritores de Valparaíso, de Nancy Fuentes Correa, Valparaíso, s/f
22 voces de la novísima poesía chilena, Selección de Carlos Baier y Cristián Basso Benelli, Ed. Tiempo Nuevo, Santiago, 1994
Winnipeg/ poesía chileno española contemporánea, Ed. Santiago Inédito, Santiago, 2011
Carta de ajuste/Antología de poetas inéditos en Valparaíso, Antonio Rioseco y Juan Edo. Díaz, Ed. Cataclismo, Valparaíso, 2007
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Juan Cameron
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