Jaime Luis Huenún en Puerto Trakl
Puerto Trakl es un lugar mítico donde el narrador aguarda la llegada de la barca que lo transportará a la isla de los muertos. Encontrado con su destino, deja a los suyos durante una larga y dolorosa espera: «Ebrio me despide Puerto Trakl/ con el alba mojando mi cabeza./ Sin dinero, sin amigos y sin reputación/ vuelvo a mis antiguos días./ La pequeña mañana abre sus puertas./ Los tugurios donde beben poetas y pescadores/ quedan para siempre atrás».
Para el poeta y lector Naín Nómez “es un discurso tensado entre dos culturas, a la vez puente y abismo, signo y presencia de una esperanza que nunca se hace trascendente; texto sin concesiones que demarca su propia producción espúrea y marginal en el mismo acto de ofrecerla como una necesidad imborrable”. Se refiere Nómez a la condición mestiza de Huenún, poeta chileno de la etnia mapuche, cuya obra va a la par en muchos de sus temas con las de Elicura Chihuailaf y Lionel Lienlaf. Con mayor fuerza esto se observa en su anterior Ceremonias; pero, a diferencia de aquellos, Huenún se margina del contenido lárico y sus motivos tienden a ser más universales. El puente queda desde ya establecido en Puerto Trakl, texto en el cual nos advierte sobre las pequeñas ruinas de sus días: «un pálido arcoiris dando sombra a mi sangre,/ las palabras que van a dar al río/ de una poesía inútil».
Y más que una presencia de esperanza, o la desesperanza del morir -tema central de su trabajo- es el desaliento generacional el que se hace sangre y tinta sobre el discurso del poeta. No es un hombre de puerto, en términos occidentales se entiende, y tal condición se evidencia en la selección de sus términos; ésto permite reconocer la existencia de Trakl como un lugar meramente literario, límite desde el cual habrá de partir hacia lo desconocido. «Nadie aquí tiene patria ahora y navegar/ cansa más que la nostalgia y el amor», reconoce.
Sin embargo sus antepasados son gentes de la costa. En la selección temática Metáforas de Chile, de Pedro Araya, rescata la pertenencia ribereña y costera de los huilliches en el área de las actuales Valdivia y Osorno. «Mi tierra,/ la cuenca vacía de los dioses,/ las playas de greda ante el furor del sol/ y montes quemados en la raíz y el aire», canta en Entrada en Chauracahuin, contribución al citado trabajo de Araya, en 1999.
La importancia del discurso de Huenún radica en que este autor resalta su condición de individuo, de persona natural frente a la odiosa mirada étnica impuesta desde el poder central. Más que poeta mapuche él es poeta; y tal respeto reclama incluso de los suyos. Por eso su visión resulta menos idealizada y un tanto menos genérica a la propuesta por Chihuailaf u otros autores mapuche. Se niega a ser limitado en una reducción ideológica propuesta como visión por la intelectualidad nacional y arranca voluntarioso y con sus propios medios de estas marcas segregadoras. En el territorio literario, y en cualquier otro, «otra tierra ha de hallarse mejor que esta colina,/ mejor que esta bahía donde muere la luz./ Otra tierra ha de hallarse donde el pan sepa a pan/ y no a sudor de hombres sin patria y/ sin destino».
En este punto, el poeta se ubica dentro de la tradición chilena. tradición que, por lo demás, suma una serie de voluntades siempre enfrentadas a la aspiración cultural dominante. En un país donde las vanguardias y las propuestas directivas de cultura parecen siempre retrógradas, cuando no reaccionarias, su texto tiende a representar una “salida de madre” que sin duda alguna y si el tiempo le permite una permanencia más larga sobre esta tierra, le habrá de traer problemas en algún momento.
Lo interesante a nivel poético es su capacidad para establecer -y a temprana edad- un código de símbolos y referencias para ser leído como un auténtico creador. Pleno de ironía, humor y amargura, arrastra al lector hacia un paisaje posible en el cual, aunque sustentado sobre un soporte literario, coexiste la necia actitud aceptada como cierta junto a lo magnánimo que brilla desde su pesada oscuridad. La muerte puede ser, en ese límite, esta permanencia incierta e inasible.
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J.C.
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